Despreocupado por completo de los problemas que ahogan al país, Felipe Calderón fue a Colombia a presenciar la toma de posesión de un presidente afín con los intereses de Washington y del gran capital.
Además del gusto de abandonar el país en busca de aplausos en foros de "inversionistas" privados, a Calderón le encanta aparecer al lado de gobernantes de la derecha, para no sentirse como animal raro.
México avanza a pasos agigantados en la estrategia estadunidense militar seguida en Colombia para "combatir" el narcotráfico, que por cierto no ha disminuido pues la droga sigue llegando a Estados Unidos procedente de ese país. Lo que cambió fue el lugar de los muertos, ahora los ponemos nosotros.
En las elecciones que dieron el "triunfo" a Juan Manuel de los Santos se registró un 58 % de abstención, por eso Calderón le ofrece su apoyo y comprensión.
Entre la ignorancia y la complicidad, Calderón fue a decir que recurrirá a la experiencia colombiana para ganar la batalla al narcotráfico y al crimen organizado y, algo peor todavía, fue a decir una gran mentira: que la política que ha seguido no es suya sino de todo el país. Hágame usted el favor.
Los números en Colombia no son alentadores: 1 000 cementerios clandestinos en todo el país, más de 2 000 000 de colombianos desplazados, 3 800 paramilitares armados y actuando, 7 bases militares yanquis instaladas, 900 casos de falsos positivos, 20 años de despojo de tierras a las comunidades mestizas, negras e indias...Y entre tantos números, no podemos olvidar que Juan Manuel Santos, quien toma posesión como Presidente de Colombia, fue el ministro de defensa de Uribe que ordenó, el primero de marzo de 2008, la masacre de Sucumbíos, en la que fallecieron 4 estudiantes mexicanos, acción por la que no ha sido juzgado.
¿A qué experiencia colombiana se referirá el espurio?
Por si las dudas, va siguiendo los pasos de Uribe y de Santos en su postura anti-Chávez. Ya en 2006 lo acusó de espantar las inversiones en su país y comparó a López Obrador con ese dictador de segunda, por el que ahora está dispuesto a intervenir diplomáticamente para limar asperezas entre Venezuela y Colombia. Cómo no...
Si algo debe hacer México en beneficio propio y de América Latina, precisamente, es no seguir la estrategia Colombiana porque para allá vamos.
En su discurso de toma de protesta, Juan Manuel de los Santos expresó:
"A todas las organizaciones ilegales las seguiremos combatiendo sin tregua ni cuartel. No descansaremos hasta que no impere plenamente el Estado de derecho en todos y cada uno de los corregimientos de nuestra patria".
Tendría que haber dicho, hasta que impere plenamente el Estado de derecho.
Pero quizá no fue un error sino la promesa de acabar por completo con el Estado de derecho en Colombia, igual que lo hace Calderón en México.
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