Seis mujeres murieron de manera espantosa. Refugiadas en un cuarto mientras las envolvía el humo de un feroz incendio que terminó por asfixiarlas.
Nadie disputa un hecho. Las cortinas metálicas estaban cerradas mientras las mujeres estaban haciendo inventario nocturno en la tienda Coppel de Culiacán. Todo lo demás está en disputa.
Rashomon en Culiacán.
Roberto González, director administrativo de Coppel: “Quiero ser muy claro y muy categórico en esto: ellas tenían la posibilidad de salir porque tenían las llaves, ellas habían cerrado la cortina por su seguridad, pero tenían libertad para salir y entrar. No se les había encerrado.
—Lo que usted me está diciendo es que si había un incendio, ellas tenían que ir abrir el candado de la cortina, levantar la cortina y salir.
—Es una sola cortina, la del acceso, la de la puerta. No sé si me explico, las otras cortinas de las que se ha estado hablando son las de los aparadores y del estacionamiento. No hay candados, no hay cadenas, son unas chapas que están en la parte baja. Hay que levantar la cortina, que es una operación relativamente sencilla...
—¿Eso está autorizado como protocolo, que cuando haya un incendio alguien tenga que ir a levantar la cortina, mujeres tengan que ir a levantar la cortina en la noche?
—Nuestro entendimiento es que sí. En las visitas que nos hicieron nunca nos habían observado que no fuera así. En mi opinión ellas podían salir. Lamentablemente toda la información que nos han dado los bomberos es que ellas no podían llegar a la parte baja, que fue donde se dio el incendio, y esto fue lo que les impidió salir. Nosotros vamos a colaborar y vamos a acatar lo que las autoridades nos indiquen y nosotros somos responsables y estamos dando la cara, las muchachas no estaban encerradas, ellas se habían resguardado y habían cerrado la puerta por su seguridad”.
Ricardo Benitez. Hijo de una de las fallecidas: “Ellas no se encerraban, las encerraban ellos. El gerente las encerraba en la noche y el gerente iba y les abría en la mañana. Ellas no tenían llave como ellos dicen.
—Me dice la gente de Coppel que ellos tenían llave.
—No tenían llave, ella misma me decía que las dejaban encerradas. Una vez ella se puso mala de la presión y se tuvo que aguantar hasta la mañana a que le abrieran.
—¿Quién es este gerente? ¿Cómo se llama?
—No sabría decirle.
—¿Pero el gerente de la tienda es quien las encerraba y les iba a abrir en la mañana?
—Así es en todas las tiendas, a mí ella me decía eso, yo me lo topé (al gerente) esa mañana afuera de la tienda y me dijo que ellas tenían llave. Él mismo me lo dijo en la cara y yo “pero si no es cierto”.
Francisco Díaz Angulo, director de Protección Civil del estado: “Lo de cerrar es una práctica habitual. Eso ocurre en muchos negocios ¿no? Trabajan por la noche muchos negocios para hacer sus inventarios, y bueno, es una práctica muy absurda de dejar a la gente trabajando encerrada y sin tener a alguien de seguridad pendiente para que esté atento a cualquier contingencia. Eso fue lo que ocurrió acá. Estaban cerradas completamente las cortinas, el incendio se genera en el primer piso, las personas que estaban trabajando estaban en el tercer piso, se dieron cuenta tarde de lo que estaba ocurriendo, quisieron salir y ya el humo las atrapó.
—Si el director de Protección Civil sabe que eso pone en peligro vidas, usted me acaba de decir que es una práctica absurda, y que era habitual y que usted la conocía, por qué no hubo prevención, solución, aunque sea un llamamiento a que estas empresas no hicieran eso.
—Así es y estamos trabajando en ello, y la gente acudió en su momento a atender el incendio de parte de todos los cuerpos de rescate…
Rafael Adrián Avante, director general de Inspección Federal del Trabajo:
“En términos de la normatividad, una salida de emergencia tiene que ser fácilmente abatible desde el interior del inmueble sin presentar ningún obstáculo. La norma dice que se tiene que abrir con un simple empujón y esto es completamente sustentable porque en unas condiciones de incendio tú no te vas a poner a buscar unas llaves, tu no vas a abrir cerraduras y hacer un esfuerzo para levantar una cortina con el humo y con las condiciones de visibilidad que enfrentas en un siniestro de esa naturaleza. Bajar la cortina es obstaculizar cualquier puerta abatible que hubiera en el inmueble, entonces, de entrada la salidas no cumplen con la normatividad. El asunto de la llave se vuelve irrelevante. ¡Caray! Me parece un poco hasta kafkiano, porque es evidente que no tienes tiempo de reaccionar, entonces no puede haber ninguna actividad adicional que tú le exijas a una persona para que pueda salir de un sitio donde está enfrentando un incendio.”
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