La incompetencia del gobierno usurpador en todos los niveles está generando muchas muertes, todas son dolorosas y tienen un común denominador: son injustas. Los deudos no sólo son los parientes y familiares de las víctimas sino el pueblo entero.
Nunca podremos olvidar a los niños que murieron incinerados en una bodega convertida en guardería gracias al mal manejo de la subrogación, por más impunidad que la Suprema Corte otorgue a los responsables. Tampoco olvidaremos a los mineros de Pasta de Conchos que perecieron por las malas condiciones en las que trabajaban, sin que el gobierno hiciera nada para exigir al dueño de la empresa que al menos rescatara sus cuerpos.
Inolvidables también las miles de mujeres violadas y asesinadas en Juárez y ahora en el Estado de México. ¿Cuántos muertos más recordaremos de los gobiernos prianistas embelesados con el poder y el dinero? 44 mil trabajadores echados a la calle por capricho de unos abusivos, que bien podrían morirse de hambre en sus protestas.
Y en su lugar, obreros improvisados que contrata la CFE, de "clase mundial", que por necesidad se prestan a realizar tareas para las que no están capacitados, motivo por el cual se incendian y estallan subestaciones. Sólo nos falta que el pelele declare, o escriba en su twitter, que estos estallidos así como el de la tienda Coppel en Sinaloa son provocados por la delincuencia organizada o por los narcos. La injusticia no sólo radica en la desigualdad de oportunidades sino en el sufrimiento de la población desprotegida por el Estado, sean niños, jóvenes, ancianas, mujeres y adultos en total indefención.
La injusticia se hace evidente en el mal reparto del presupuesto, que es dinero de todos, para beneficiar a los privilegiados mientras el país se incendia. Las cosas están cada día peor, no sólo en los territorios dominados supuestamente por el narco. Las muertes injustas suceden en todos lados, en hospitales sin recursos, en rancherías y pueblos lo mismo que en grandes ciudades, y todas obedecen a la ineptitud, a la corrupción y a la impunidad de los actuales gobernantes, prianistas en su mayoría. Sólo existe una manera pacífica de recomponer las cosas y detener el peor de todos los estallidos: el estallido social, la organización ciudadana entorno a un gran Movimiento Nacional por la Transformación del País.
Tenemos en nuestras manos la salida, no desaprovechemos esta oportunidad histórica.¡VAMOS con AMLO al 2012!
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