En la sexta semana de recorridos por el Estado de México, Andrés Manuel López Obrador habló de lo que todos sabemos: el avance de la descomposición política, económica y social por la que atraviesa el país. Y no sólo eso sino de la imposibilidad de detenerla si continúan al frente del gobierno personajes que no cuentan con autoridad moral, porque los gobernantes que hemos padecido, tanto del PRI como del PAN, han asumido el poder sin un proyecto de nación incluyente, en el que los intereses del pueblo y de la nación estén por encima de los intereses personales o de grupo. Mantener la IMPUNIDAD y la CORRUPCIÓN en todos los niveles de gobierno, mediante las cuales un sector minoritario se enriquece sexenio tras sexenio, asfixió al país.
Ejemplos sobran pero Andrés Manuel mencionó uno muy costoso, y doloroso. La lideresa perpetua del magisterio, Elba Esther Gordillo, quien vive cómodamente en San Diego, California, desde donde prepara a su equipo de mapaches electorales, tanto del SNTE como de su partido Nueva Alianza, para negociar con el próximo candidato la Presidencia como lo hizo con Calderón, a quien tiene amarrado de una pata.Por eso dice muy bien Andrés Manuel que Calderón no tiene autoridad, puesto que recibe órdenes tanto de ella como de los señores del dinero que le ayudaron a consumar el fraude electoral.
¿Quién tocará a Gordillo con el pétalo de una rosa mientras siga contando con el fuero que le da su complicidad? Sólo un político honesto, como Andrés Manuel, puede ponerle un alto a la señora. Porque López Obrador no aceptó ningún arreglito con ella durante la campaña de 2006, es más, ni siquiera la recibió en su oficina cuando era Jefe de Gobierno del D.F. Una cita, frustrada, en la que insistió, por cierto, Camacho Solís. Esa puerta cerrada molestó mucho a Elba Esther, y como estaba muy enojada con Madrazo se fue por el camino seguro: venderle su trabajo sucio a Calderón. Y, Calderón, el haiga sido como haiga sido, aceptó de mil amores venderle su alma al diablo. Lo que no calculó es que ese diablo, disfrazado de paloma blanca, jamás le quitaría la pata del pescuezo.
Haciendo memoria, ¿qué le tocó a Elba Esther del botín? 1) Ni más ni menos que la Secretaría de Educación Pública, pieza clave para mantener al pueblo en la ignorancia y garantizar que sus mapaches sigan cobrando en la nómina de la SEP, porque Vázquez Mota y Lujambio son mero adorno. 2) El ISSSTE y la posibilidad de imponer una Ley para arrebatarle a los trabajadores de la Educación sus derechos y pensiones. Lo logró. 3) La Lotería Nacional, que es su cajita chica. 4) La PERPETUIDAD como lideresa del magisterio, porque su cuate Javier Lozano y los que vengan a ocupar su lugar en la Secretaría del Trabajo le darán la toma de nota con los ojos cerrados. Y, 5) La mejor de todas sus ganancias: LA IMPUNIDAD.
Ella, lo mismo que Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Horcasitas, Ulises Ruiz, Mario Marín, Arturo Montiel, Peña Nieto, Gastón Azcárraga y demás integrantes de la mafia, gozarán de impunidad siempre y cuando el PRI o el PAN mantengan la Presidencia de la República, porque representan y defienden lo mismo. Eso es lo que explica Andrés Manuel a la gente en sus reuniones informativas, para que se entienda el porqué de su negativa a las alianzas con el PRI y con el PAN.
Aliarse al PAN para sacar al PRI es una verdadera tontería. ¿Acaso estamos conformes con la forma de gobernar de Fox y de Calderón? ¿Qué no, en los hechos, han demostrado ser lo mismo que los priístas? ¿Sacamos al PRI para que siga el PAN? Lo que necesitamos con URGENCIA es que asuma el poder un hombre que tenga autoridad moral y pueda encarnar un Proyecto Alternativo de Nación que nos permita crecer como país y vivir con bienestar y seguridad.En estos momentos no hay mucho de donde elegir.
Sólo Andrés Manuel López Obrador ha probado que tiene autoridad moral, principios y congruencia. Se puede equivocar porque es humano y nadie es perfecto pero no tiene la pata amarrada a nada ni a nadie. La intención que lo mueve siempre ha sido y será la defensa de los pobres y la soberanía nacional, que estos bárbaros tiraron al cesto de la basura.
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