Tanto Marcelo Ebrard como Jesús Otrega coincidieron en hacer un llamado a Andrés Manuel López Obrador para que retire su solicitud de licencia al PRD.
Ambos saben que la militancia del partido que apoya la postura de López Obrador respecto a la alianza con el PAN es mucho mayor que la que la aceptaría.
14 consejeros del partido decidieron que la militancia en todo el país ACATE las resoluciones de los “Órganos Directivos”, como si la militancia ignorará la manera en la los chuchos se apoderaron de esos “Órganos Directivos” y el uso que les han dado en beneficio de la derecha.
La unidad de la izquierda no se logra por el sometimiento de un partido a los intereses de la clase política que se apoderó de las instituciones para ponerlas al servicio de una minoría rapaz. La unidad de la izquierda sólo se logrará si se respetan los principios y los ideales que velan por el bienestar de todos, la defensa de la soberanía y el respeto a las leyes emanadas de la Constitución que nos rige.
El “triunfo” de las alianzas con el PAN ya demostró que sólo sirven para perder espacios y posponer un cambio real que solucione los graves problemas por los que atraviesa el país: desempleo, inseguridad, aumento de la pobreza, abandono de las nuevas generaciones, desmantelamiento del campo y la industria nacional, nulo crecimiento económico, pérdida de la soberanía y demás aberraciones a las que nos han conducido tanto el PRI como el PAN en el poder.
Todo tiene un límite. Ser tolerante no significa claudicar ni abandonar el anhelo de un futuro mejor para México y los mexicanos.
Jesús Ortega remarcó varias veces en su declaración que era necesario ubicar quién era el actor que contribuía a la división del perredismo. Si realmente quiere aclarar su duda no necesita más que mirarse al espejo. Él es el que, en contubernio con la derecha priísta y panista, ha desdibujado al PRD ante la opinión pública.
Qué pronto se le olvidó quién hizo crecer al partido, quién ganó la elección de 2006, quién no ha dejado de trabajar un solo día por mantener viva la esperanza de un pueblo que ya no aguanta más.
Qué pronto se le olvidaron esas marchas, mítines y concentraciones en las que, al lado de Andrés Manuel López Obrador, solicitaba el voto por voto para revertir el fraude electoral.
¿Se volvió “moderado” y “moderno”?
¡Al diablo con sus nuevas convicciones!
La militancia del PRD no abandonará al líder que emprendió la lucha para que en México exista justicia e igualdad.
No se trata de mandar al diablo a las instituciones tomadas por asalto, al contrario, se trata de rescatarlas de personajes siniestros que sólo buscan poder y dinero, aunque el país siga en picada.
Jesús Ortega y sus 14 consejeros nunca se atreverán a expulsar a López Obrador del PRD porque saben perfectamente que sólo se quedarían con el cascaron del partido, por eso mejor le piden que reconsidere su solicitud de licencia, que por cierto no está considerada en los estatutos pero tampoco prohibida.
¡Con Obrador hasta la victoria!
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