jueves, 17 de febrero de 2011

Oaxaca no olvida POLIMNIA ROMANA

Los enfrentamientos que por más de siete horas sostuvieron integrantes de la sección 22 del SNTE y de la APPO contra elementos de las policías federal y estatal, a unas cuadras del zócalo de la ciudad, no son más que el retorno de la memoria de un pueblo que ha sufrido por el autoritarismo y el desprecio de los gobiernos que ha padecido.

La llegada de Felipe Calderón al estado, pero sobre todo la recepción que le dio Gabino Cué, fue el detonador de la protesta.

Alguien escribió por ahí el nombre del nuevo gobernador cambiando una letra de su apellido, Gabino Fue. No sé si en referencia a la extensa gira que realizó acompañando a Andrés Manuel López Obrador para sembrar la esperanza de un cambio, que dadas las circunstancias parece que no ocurrirá. O tal vez por las presiones y compromisos que tendrá que anteponer a las promesas de campaña, pues haber aceptado una alianza con el PAN le mantendrá las manos atadas.

Increíble que en unas cuantas horas se haya revivido el terrible escenario que el pueblo de Oaxaca vivió en el 2006, y que fue reprimido precisamente por el antecesor y promotor del presidente pelele. Digo increíble porque a simple vista parece que la gente olvida pero los oaxaqueños tienen muy buena memoria y no están dispuestos a soportar la misma situación.

En Oaxaca, como en muchas otras entidades del país, las protestas contra el gobierno federal y sus cómplices han sido aparentemente apagadas. Sin embargo, vemos que no es así, que a la menor provocación se levanta la llamarada y se reviven las heridas.

Otra vez balas y detenidos, otra vez discursos falsos de apoyo y cooperación que se quedan en eso, en discursos porque nada cambia cuando se asume el poder mediante componendas y acuerdos por debajo de la mesa.

Las cacareadas alianzas con el PAN empiezan a mostrar su verdadero rostro.

Ganar para que todo siga igual. Ganar para imponer un modelo económico que no funciona y que lejos de beneficiar al pueblo lo mantiene sometido y pobre.

En Oaxaca ha corrido sangre inocente y el pueblo no lo olvida. Bajo su tierra yacen las víctimas de la violencia con la que han querido silenciar el reclamo de justicia y paz.

Estamos escribiendo la historia a cada momento, ojala que esto sirva para girar el rumbo y generar un cambio verdadero, que el pueblo y la nación merecen.

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