En La Jornada, el candidato de los partidos de izquierda, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, ha sido muy claro:
“Andrés Manuel López Obrador afirmó que de ganar la Presidencia de la República respetará los contratos otorgados a empresas privadas nacionales y extranjeras para la exploración y explotación de petróleo, ‘pero con el cambio se va a poner un hasta aquí’. No se concederán nuevos ni se privatizará el crudo, aseguró… Dijo que se le sigue dando la vuelta a la prohibición de no permitir la participación de compañías privadas. Lo mismo en el caso de la generación de energía eléctrica, que está reservada a la nación, apuntó. ‘Todo eso se va a corregir. No quiero hablar de una segunda expropiación, pero sí se va a aplicar lo que establece la Constitución. Se manejará a Pemex con eficiencia’…”.
Por su parte, cito ahora al diario Milenio, “Cuauhtémoc Cárdenas propuso estimular y fomentar los campos de la iniciativa privada que ya se permiten en Petróleos Mexicanos (Pemex). Consideró que dichas ventanas de oportunidad deberán estimularse para obtener desarrollos regionales y una mayor generación de empleos. ‘Lo que hace falta es darle lo que se ha sostenido desde 2008: autonomía de gestión y financiera a Pemex, separarla del mando que existe por parte de la SCHP, una que opere como entidad productiva en todos los sentidos”.
Josefina Vázquez Mota, la candidata presidencial panista, por su parte, en Reforma expresó que “Pemex tiene que ser más competitiva y funcionar como una empresa pública moderna. Para lograrlo es indispensable complementar los recursos públicos disponibles con bonos ciudadanos y bursatilizando un porcentaje minoritario de acciones de la empresa…”
Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia, también se expresó abiertamente por apoyar la inversión privada en México: “El candidato priista a la presidencia del país, Enrique Peña Nieto, consideró que esencial asociarse con la iniciativa privada para mejorar las condiciones de Petróleos Mexicanos (Pemex). Mediante su cuenta en Twitter, señaló que deben dejarse de lado las ataduras ideológicas para avanzar en una reforma energética de profundidad, sin que ello signifique ‘renunciar a la propiedad pública de los hidrocarburos ni a la rectoría y conducción del Estado en la materia’...”.
Parece estar el escrito el futuro de Pemex, al menos en lo referente a su estructura operativa. Lo que falta es que, cualquiera que sea su forma de organización, funcione con eficiencia y sin corrupción.
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