En un estudio serio de investigación realizado en abril de 2010 por el Dr. Abelardo Cantú Chapa, del Instituto Politécnico Nacional, se advierte que antes de realizar la exploración petrolera azarosa en la región norte del Golfo de México, mediante costosas perforaciones, apoyadas con tecnologías no menos onerosas, deben ponderarse los RIESGOS que podrían ocurrir al sobrevenir fracasos en esa empresa (técnicos y meteorológicos, entre otros), los cuales repercutirían en la inversión económica y política que aquello implica, difícil de justificar en caso negativo. Asimismo, al sopesar los resultados de la exploración petrolera en aguas profundas, realizada por los vecinos del norte, y al confrontarlos con la capacidad de producción obtenida de profundidades menores en el sureste continental del país y en el sur del Golfo de México, resaltan evidencias superiores en estos dos casos, que dan testimonio de que deben ser considerados en próximas decisiones técnico- políticas, en vez de incursionar en lo inmediato en la región norte del Golfo. El Dr. Cantú explica en su investigación que para realizar la exploración en ese lugar de aguas profundas no se cuenta todavía con el respaldo apropiado de disciplinas científicas y tecnológicas ni con experiencia profesional de los promotores de ese ambicioso proyecto exploratorio que aseguren éxitos, aun con la participación de técnicos extranjeros.
Las raras propuestas indocumentadas, dice, para promover esa empresa hacia aguas profundas conllevan, implícitamente, el elemento de una operación altamente costosa y dilatada, como ha ocurrido con Chicontepec en Poza Rica, Veracruz. En el contexto de supuestas prácticas de succión ilegal de yacimientos petroleros aún por descubrir en aguas profundas del Golfo de México, se pretende enmascarar el hecho de abrir la puerta a compañías petroleras internacionales, ávidas de obtener importantes dividendos, sin ser obligadas a comprometerse en localizar yacimientos petroleros, función fundamental de toda empresa exploratoria.
Esto es sólo un fragmento de la investigación seria realizada por el Dr. Cantú.
A lo que quiero llegar es a dos preguntas obligada antes de que el Senado avale el "acuerdo" firmado por Patricia Espinosa y Hillary Clinton para iniciar la exploración conjunta en el Golfo de México.
¿Ya tiene México un estudio geológico serio para saber dónde perforar y qué riesgos se corren, no sólo económicos sino ambientales?
Claro que no. No lo hay. Los que van a levantar el dedo en el Senado no tienen idea de lo que van a hacer en perjuicio de México y de los mexicanos.
La segunda pregunta es: ¿Realmente lo que requiere el país es extraer miles de barriles de crudo para venderlos a las compañías extranjeras y seguirles comprando gasolinas y gas caros, o lo que nos hace falta es utilizar ese dinero en la construcción de refinerías, en ciencia, tecnología, educación, salud, apoyo al campo, atención a las clases necesitadas, combate a la pobreza y a la corrupción de funcionarios que se hacen inmensamente ricos al amparo del poder?
No hace mucho que una empresa extranjera ocasionó un derrame de petróleo cerca de las costas de Estados Unidos y provocó un inmenso daño ambiental, pero la noticia no fue difundida como debía por los medios de comunicación nacionales y extranjeros, que prefirieron proteger a la empresa antes que al planeta. En fin.
Ya Calderón mandó con carácter de URGETE el mentado "acuerdo" para que la mayoría prianista lo avale en el Senado.
Será una gran responsabilidad y hasta traición a la patria si los legisladores no exigen por lo menos un estudio geológico serio antes de permitir que se cometa otro atraco a la nación, de consecuencias graves.
Hay que estar muy atentos para ver quiénes son los que van a avalar el acuerdo y con qué justificación.
No podemos seguir otorgando un voto de confianza a quienes actúan por intereses propios o de grupo en vez de priorizar el interés nacional.
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