Eran pasadas las diez de la mañana y ya la gente ocupaba el área frente al Hemiciclo a Juárez y buena parte de la acera de enfrente en espera a que diera inicio el espectáculo a cargo de diversos artistas, que participaran en la fiesta para que más tarde, por la noche, Andrés Manuel López Obrador esté presente en el grito del pueblo, el Grito Legítimo.
Un camión color gris perteneciente a la Marina, estacionado a un costado del Hemiciclo a Juárez, sorprendió a los ciudadanos que ahí se empezaban a reunir. Apoyados en la defensa del vehículo militar se apoyaban displicentes varios soldados. Algunos más se paseaban con sus armas frente al monumento, mientras que otros, se confundían gracias al camuflaje de sus uniformes con los árboles del parque citadino.
Un grupo de soldados discutieron frente a una especie de cubo de madera de color gris y blanco colocado justo enfrente del Hemiciclo mientras eran observado por los asistentes al espectáculo. Finalmente dejaron encargados a dos jóvenes vestidos de civil --y con el corte de cabello que los caracteriza-- quienes se treparon sobre la "caja", custodiándola.
A unas cuadras de ahí, sobre la calle de Palma, los retenes de la Polícia federal y del Estado Mayor Presidencial (EMP) detenían a los transeuntes en las calles de Madero, 5 de Mayo, 16 de Septiembre y Tacuba. Una vez que eran revisados con detectores de metales y los bolsos y mochilas examinadas, los miembros del EMP interrogaban a los ciudadanos con respecto a sus motivos de querer pasar por ahí, su propósito y su destino en el área de seguridad que rodeará la celebración del usurpador en el Zócalo de la Ciudad de México.
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