TRES OBUSES, tres, lanzó en una sola semana Washington sobre México con el argumento del combate contra el crimen organizado. El más grave, el disparado por Janet Napolitano, responsable de la seguridad interna en la Unión Americana y uno de los personajes más poderosos en el primer círculo del presidente Obama. Esto exhibe el grado de deterioro en las relaciones binacionales, pese a la tan precipitada como infructuosa visita de Hillary Clinton, apenas el pasado 24 de enero. Del lado mexicano se decretó desde hace meses la “ley del hielo” contra el embajador estadounidense Carlos Pascual, cuya labor ha sido desautorizada incluso en Los Pinos.
FRANCIA es otra pesadilla para la diplomacia mexicana. El fracaso del presidente francés Nicolas Sarkozy para obtener mediante demagogia y presiones la liberación de su compatriota Florence Cassez, sentenciada por complicidad en casos de secuestro, generó un costo que las autoridades francesas buscan trasladar al despacho de la canciller Patricia Espinosa y al conjunto del Estado mexicano. Al interior del gobierno mexicano hay legítima irritación por la arrogancia gala, pero también voces que deploran los recurrentes montajes mediáticos que ensombrecieron este caso y que tanto gustan a la oficina del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
ABRUPTA salida de Karen Sánchez de la presidencia de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión. Decidió interrumpir su mandato “por motivos personales”, en el contexto de una creciente tensión entre concesionarios de radio, y de éstos con sus colegas de la televisión. Debió entrar al quite Tristán Canales, un experimentado operador del empresario Ricardo Salinas Pliego. En su mensaje de toma de posesión, Canales hizo un llamado a la unidad en un sector que encara desafíos enormes, desde tecnológicos hasta de falta de transparencia en las reglas del juego con el gobierno.
EN EL PRD la sucesión de Jesús Ortega como presidente se topó con las formas de hacer política de la familia Cárdenas. El jueves, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas dio el aval para que eventualmente su hijo Lázaro aceptara la dirigencia perredista, pero el cambio es el 19 de marzo y como Cárdenas Batel ayer se descartó para competir por la dirigencia, se multiplican alternativas sin consenso interno, como Alfonso Sánchez Anaya, Jesús Zambrano y Javier González. Este mes debe haber un Consejo Nacional para aterrizar el cambio, por lo que la presión se puede desbordar.
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