domingo, 13 de febrero de 2011

México en Wikileaks--EU confirmó que los mexicanos que Colombia mató en Sucumbíos no eran de la guerrilla


Calderón ordenó vigilar más de cerca a las FARC aquí, indican reportes diplomáticos
Protesta ante la embajada de Colombia en México, en febrero de 2009Foto José Antonio López
Gabriela Fonseca

Periódico La Jornada
Domingo 13 de febrero de 2011, p. 3
Carecen de base las acusaciones de que Lucía Morett y los estudiantes mexicanos asesinados el 1º de marzo de 2008 por militares colombianos en Sucumbíos, Ecuador, fueran contactos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en México o que recibieran entrenamiento por parte de esa guerrilla, se afirma en un cable diplomático emitido por la embajada de Estados Unidos aquí, fechado el 28 de marzo de 2008. El despacho descarta incluso versiones de que Raúl Reyes, dirigente de las FARC muerto también en el ataque colombiano al país vecino, tuviese en su poder una computadora con datos sobre un cargamento de droga que la guerrilla habría enviado a un cártel mexicano.

El autor del cable –uno de los casi 3 mil textos referidos a México y que fueron entregados por Wikileaks a La Jornada– afirma que la presencia de los estudiantes mexicanos –Verónica Natalia Velázquez Ramírez, Soren Ulises Avilés Ángeles, Juan González del Castillo y Fernando Franco Delgado, quienes murieron en el ataque nocturno por aire y tierra que lanzó el gobierno de Álvaro Uribe en territorio de Ecuador, así como Lucía Morett, quien resultó herida– iban a asistir a un congreso bolivariano de grupos latinoamericanos de izquierda y que quisieron visitar el campamento de las FARC en Sucumbíos.

El autor del reporte anota que, si bien hay evidencia de que la guerrilla colombiana mantiene una esporádica actividad transaccional de armas y drogas en territorio mexicano, aparentemente su principal ocupación coyuntural es efectuar discretas labores ideológicas en un sector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Otros informes confidenciales del Departamento de Estado afirman que durante dicho conflicto bilateral por el ataque referido, el viceministro del Exterior del gobierno del presidente Rafael Correa, José Valencia, se entrevistó con el jefe adjunto de la misión estadunidense en Quito, para asegurarle que, a pesar de la retórica del mandatario, Ecuador estaba muy interesado en conservar sus nexos con Estados Unidos.

Documento noforn

En un comentario diplomático de Estados Unidos (clasificado como noforn, es decir, vedado para extranjeros) se señaló que el público mexicano expresó indignación por el fallecimiento de cuatro connacionales durante el ataque en Sucumbíos. Oficialmente, el presidente Felipe Calderón ha sido cauteloso al rechazar discretamente el ataque colombiano en territorio ecuatoriano, pero ha dedicado tiempo a promover la reconciliación entre los dos países sudamericanos.

Opina que los mexicanos tienen una concepción relativamente benigna de las FARC. Un funcionario no identificado de la Secretaría de Relaciones Exteriores declaró a personal diplomático que la guerrilla surgió de una izquierda legítima en Sudamérica y que hay una base histórica para su existencia.

Pese a estas consideraciones, afirma el documento, el presidente Calderón ha demostrado la suficiente preocupación como para encargar a sus elementos de inteligencia vigilar con más celo las actividades de las FARC en México.

El documento, en su parte informativa, señala que hay una afinidad entre la extrema izquierda mexicana y miembros de las FARC que promueven que mexicanos respalden la causa de la guerrilla colombiana, directa o indirectamente.

Aunque la atención que los medios locales dedicaron a los cuatro mexicanos muertos en Ecuador relanzó la sospecha de que las FARC estuvieran involucradas con cárteles del narco mexicano, la embajada admite que, si bien se sabe que la guerrilla colombiana provee de cocaína a cárteles mexicanos, no existe evidencia de que esa guerrilla haya establecido una presencia criminal en México.

Se consigna que Morett y los otros estudiantes iban a asistir a un congreso bolivariano de grupos latinoamericanos de izquierda y que quisieron visitar la base de las FARC en Sucumbíos. Se agrega que no tienen fundamento las acusaciones de que Morett era el principal nexo de las FARC en México, ni de que ella y sus compañeros recibían entrenamiento de la guerrilla.

El documento oficial recuerda que México invitó a la organización armada colombiana a abrir una oficina política en la capital en 1992, pues además de la percepción benigna que los mexicanos tenían de la guerrilla, existía la intención oficial de mediar en el conflicto interno colombiano en el marco de una estrategia regional.

En 2001, el colombiano Carlos Ariel Charry Guzmán fue arrestado en México acusado de ser intermediario para la venta de drogas y armas al cártel de los Arellano Félix. La agencia antidrogas y otras autoridades estadunidenses no abrieron causas contra miembros de las FARC o la organización en su conjunto debido a esto.

La actitud de Bogotá hacia la tolerancia mexicana a las FARC se endureció al año siguiente y el entonces presidente colombiano, Andrés Pastrana, pidió al gobierno mexicano cerrar la oficina de las FARC tras la ruptura de las negociaciones emprendidas en 2002.

Dicha oficina se mudó, entonces, a Cuba, y en 2003 la embajada colombiana en México aseguró que la guerrilla seguía sus actividades en este territorio; años después Bogotá acusó a las FARC de vínculos con el grupo armado local Ejército Popular Revolucionario, si bien el Centro de Investigación y Seguridad Nacional descartó estos supuestos nexos.

Los despachos estadunidense descartaron versiones de que el asesinado líder de las FARC, Raúl Reyes, tuviera en su poder una computadora con información sobre un cargamento de droga que la guerrilla habría enviado a un cártel mexicano. Reyes murió en el ataque del 1º de marzo de 2008.

Ecuador, antiestadunidense, pero sólo en público

Tras el ataque de Sucumbíos, el gobierno del presidente Rafael Correa rompió relaciones con su par colombiano, a la sazón, Álvaro Uribe. Correa manifestó que podrían restablecerse los nexos, pero que recuperar la confianza en el país vecino sería más difícil. Correa hizo sus comentarios más antiestadunidenses el 8 de marzo, al criticar el apoyo que Washington dio a Colombia, señala el cable diplomático del 13 de marzo de 2008.

El mandatario ecuatoriano habló así ante el Grupo de Río, y aseveró que el ataque colombiano contra su país fue una masacre premeditada, y Colombia debía aceptar la ayuda de otros países de la región para solucionar el conflicto interno, en vez de recurrir a la guerra preventiva, que es un retorno del imperialismo.

El despacho afirma que el gobierno de Quito moderó en privado sus ataques contra Washington, pues el viceministro del Exterior, José Valencia, se entrevistó con el jefe adjunto de la misión estadunidense en Bogotá, Jefferson Brown, y le aseguró que Quito reconocía los recientes acontecimientos y la retórica de Correa, pero que, sin embargo, Ecuador consideraba muy valiosos sus nexos con Estados Unidos, y que el gobierno quería trabajar con el fin de evitar que se dañaran de manera permanente.

Valencia solicitó un encuentro formal con la representante en funciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), Giselle López, quien posteriormente se reunió con Correa y luego sostuvo consultas políticas con el cuerpo diplomático estadunidense en Quito. López, quien trabajó durante 18 años para la OEA en Ecuador, enfatizó que Colombia debía admitir que violó la soberanía ecuatoriana para solucionar el conflicto bilateral, concluye el documento.

En la edición digital de La Jornada hay una sección especial dedicada al tema de los despachos diplomáticos filtrados, que incluye los vínculos a los cables, videos, sitios de Internet relacionados y archivo histórico, entre otros.

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