jueves, 17 de febrero de 2011

Una cámara, testigo fundamental del funcionamiento de la justicia-Sólo Antonio Zúñiga tuvo el valor de permitir que documentáramos su proceso-


Mañana, estreno nacional de Presunto culpable, sobre un caso real de excarcelamiento

La película no es una denuncia carcelaria, sino una historia esperanzadora, afirma el director y defensor

Antonio Zúñiga, protagonista de la cintaFoto Ap
Jorge Caballero

Periódico La Jornada
Jueves 17 de febrero de 2011, p. 8
De las 350 horas que grabaron los directores del documental Presunto culpable, Geoffrey Smith y Roberto Hernández, seleccionaron 90 minutos claves para realizar este trabajo, que se estrena mañana en 120 pantallas del país.

En entrevista con La Jornada, Roberto Hernández dice: Es una película fundamental de ver; va a sacudir conciencias, pero también va a conmover. No sé por qué no la habían hecho antes, porque no estoy descubriendo el hilo negro. Creo que no había alguien que tuviera el valor civil, como Toño, de permitir que filmáramos su caso.

En Presunto culpable se cuenta que la vida de Antonio Zúñiga, joven tianguista de Iztapalapa, de 26 años, cambió para siempre el lunes 12 de diciembre de 2005, cuando una patrulla lo levantó abruptamente, acusándolo de homicidio. Una vez preso, Toño logró contactar a dos jóvenes abogados, Layda Negrete y Roberto Hernández, quienes tomaron su caso con la esperanza de ponerlo en libertad.

Descubrimiento clave

Trabajaron para reabrir el caso y probar la inocencia de Toño. Tras una investigación exhaustiva se dieron cuenta de que el defensor en el juicio condenatorio había litigado con una cédula profesional falsa. El descubrimiento permitió reabrir el proceso y anular la sentencia para comenzar un nuevo juicio y emprender la lucha por la libertad de su defendido.

Con un testigo acusador, un juez que había dictado sentencia condenatoria y un sistema judicial fallido, la libertad de Toño parecía casi imposible, pero Layda y Roberto no desistieron. Sumaron a Rafael Heredia, audaz y resuelto abogado, para completar la defensa. Este equipo –armado de una cámara que los acompañó durante todo el juicio– enfrentó las pruebas falsas y el sistema fallido que llevaron a un inocente a la cárcel.

Dos años de lucha incansable contra la injusticia, con poco más que la filmación de la realidad, que pudiera ser la de cualquier mexicano. Layda, Roberto, Rafael y Toño demuestran que la esperanza nunca se debe perder.

El núcleo de la película, confiesa Roberto Hernández, “es la justicia mexicana compleja y bizantina; el escenario donde ocurre es la cárcel, y trata de una lucha por recuperar la libertad de Toño, quien no se da por vencido. El obstáculo que va a enfrentar es un juicio kafkiano que planteamos como relato; no es una denuncia carcelaria. Se puede leer también así, pero lo que la gente está pensando los viernes cuando compra un boleto de cine es entretenerse. Si está buscando una historia esperanzadora, realista, combativa, bien retratada y fuerte dramáticamente, que se meta a ver Presunto culpable”.

El entrevistado agrega que el estreno comercial de la cinta, producida por la también legista Layda Negrete, “ha sido un esfuerzo arduo porque el proceso de crear este trabajo nos tomó cinco años; nos sentimos muy orgullosos de ver los anuncios espectaculares y el cobijo que nos están dando los medios de comunicación, pero sobre todo por haber logrado la libertad de Toño. Además, todo lo que sucede en la película es fortuito, no está planeado y fue filmado mientras sucedía. Una película de ficción se las vería negras tratando de reproducir con un guión el realismo que tiene Presunto culpable. Nosotros no tuvimos un guión”.

Hernández considera: La cámara fue fundamental para dos cosas: registrar cómo funciona la justicia de forma objetiva; que no fuera algo que estuviéramos contando, sino que el espectador está viendo, y además funciona como herramienta de catarsis y transformación moral, porque ayuda a Toño a pasar de víctima del sistema a una persona que puede defenderse de éste. El hecho de que estuviéramos filmando le devolvió el sentido de la vida y le dio esperanzas.

El proceso de selección para escoger los 90 minutos que dura el documental, revela Hernández, fue creativo, fascinante; contamos con el apoyo de mucha gente del mundo del cine, como Martha Sosa, Martín Hernández, John Grillo y Felipe Gómez, pero todo el equipo ayudó a que hiciéramos un relato muy fuerte y fluido, que es muy convincente y provoca emociones.

Presunto culpable se estrenó en el Festival de Cine de Morelia en 2009 y a partir de ahí ha recorrido 22 certámenes internacionales. Hernández comenta: “En todas partes en las que se ha exhibido ha conmovido a las audiencias; en la sala de cine, la gente –no importa la nacionalidad ni qué idioma hable– sale conmovida; creo que es por la atroz realidad que presentamos”.

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