Como en los mejores tiempos de esta lucha, los que deseamos un cambio en el país por la vía pacífica estamos con el ánimo arriba. Se ve, se siente en cada cierre de Andrés Manuel López Obrador por las entidades que visita y que no deja atrás, porque volverá con el triunfo en la mano para cumplir su palabra de ser guardián del presupuesto y dedicarlo al desarrollo del país y a mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos.
Ese es el meollo de su Proyecto de Alternativo de Nación, por el cual ha sido atacado por la derecha que no quiere entender que la causa principal de este desastre en el que se encuentra México obedece a la desigualdad, a la falta de oportunidades para la mayoría y a los abusos de los que desde el poder sólo han pensado en enriquecerse de manera obscena.
Ningún otro candidato ofrece o promete el equilibrio en el manejo del presupuesto, tampoco reconoce públicamente que el abandono del campo y de la educación así como la violación a los derechos elementales de los ciudadanos son las causas de este estancamiento que nos tiene sumergidos en la inseguridad y en la violencia.
Pero la buena fe, la esperanza y el ánimo no bastan para lograr el triunfo. Los pocos días que anteceden a la elección son decisivos. No debemos confiarnos. Hoy más que nunca estamos ante la gran oportunidad de girar el rumbo y evitar caer al precipicio.
Entre todos vamos a salvar al país y a salvarnos a nosotros mismos. Si cumplimos con nuestra obligación de votar y cuidar los votos, a nadie le deberemos nada porque el triunfo será resultado de nuestro esfuerzo.
No esperemos que los medios de comunicación, con honrosas excepciones, y la derecha retrograda acepten que su candidato se desinfló hace mucho. Al contrario, seguirán diciendo que va arriba y que el retorno del PRI es un hecho.
Nada de eso es cierto, y lo saben. Por eso minimizan el ánimo, la efervescencia, la esperanza de un pueblo que ha transitado un largo camino para conquistar la democracia, y que ha sido traicionado sexenio tras sexenio.
Pero hoy es distinto, el pueblo está listo, armado con sus jóvenes y con la razón y la verdad de su lado. Hoy está listo para defender su territorio, sus recursos, sus escuelas, sus ríos y mares, su cultura y sus tradiciones, su pasado y su futuro.
Nosotros, los mexicanos de hoy llevamos en las venas la sangre de los que esperaron con ansias este momento que por suerte nos tocó a nosotros.
Hoy es el momento. No antes ni después. Hoy por fin México se va a sentir a salvo de la corrupción y de la impunidad que lo han carcomido.
Viva México.
Vivan los mexicanos.
Viva el Zócalo de la Ciudad de México que esta tarde se iluminará con el ánimo y la esperanza del pueblo.
Viva Andrés Manuel López Obrador.
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