sábado, 30 de junio de 2012

Un Gran Fraude Electoral que se conforma de modo sistemático a partir de acciones partidistas organizadas para cometer diminutos fraudes,

pequeños fraudes y otros fraudes intermedios.

Sin embargo, el IFE y los Consejos Electorales de los Estados, solo admiten indicios de fraude pero exigen pruebas exhaustivas del mismo y peticiones expresas de los partidos, en caso de que haya mínimas diferencias porcentuales entre los presuntos ganadores y los segundos lugares. Sólo así permite este instituto y los respectivos consejos que tanto han costado a la vida democrática de nuestro país, que se abra un poco el resquicio administrativo o breve espacio burocrático para los recuentos voto por voto.

Lo que se protege desde el Estado mexicano y se esconde desde los institutos electorales con el respaldo los medios de comunicación, es siempre la "invisibilidad" de la legión de irregularidades de los procesos electorales, para que procedan las declaraciones oficials de la legalidad de las mismas y la presunta legitimidad de los resultados. Sin embargo, sea antes, durante o despupes del día de las elecciones- , se evita de este modo "institucional" conformar los delitos electorales que alcancen los porcentajes que comprometan los manejos burocrático del IFE y modifiquen los resultados finales.

Dado que el IFE y los Consejos Electorales de lo Estados dejan las manos libres a los gobernadores de los estados, los presidentes munciipales y los partidos políticos durante los períodos de precampañas, campañas y el mismo dia de las elecciones tienen enorme omisones, varias de estas autoridades y sus partidos cuentan con expertos para organizar a sus grupos partidistas para la compra y la coacción del voto, y también están en la manipulación de recuentos y actas por toda la geografía nacional. A decir verdad, no ha sido muy efectiva la acción del Estado mexicano para contralar esta práctica desde las leyes y las instuciones, por lo que es aprovechada sexenio tras sexenio por grupos de interes ajenos a la voluntad ciudadana para imponer sus condiciones y encumbrar a sus candidatos.

Para tratar de lavarse las manos en torno a esta situación comprometedora del ejercicio ciudadano del voto libre y secreto, el IFE y los Consejos Estatales no enfrentan a los partidos que recurren a las practicas electorales fraudulentes; PRI antes que cualquier otro pero también los demás partidos. Simplemente, establecen lineamientos relativos a los procedimentos de recuento de los votos y de manejo de las solicitudes para proceder a las revisiones de resultados. Sin embargo, nunca proceden a realizalos o facilitarlos ya que , antes de que la situaciones de inconformidades partidistas y los reclamos ciudadanos se les vengan encima, precipitan las entregas de las actas de escrutinios y los cómputos de las elecciones a los tribunales electorales y los partidos interesados.

Hay que destacar que el IFE y los Consejos Estatales proceden de ese modo para se se impongan las declaraciones de validez de las elecciones desde el Poder Ejecutivo y se integren fórmulas ganadoras del Poder Legislativo pero, principalmente, lo hacen para que las elecciones dejen de ser una resposabilidad burocrática suya y se conviertan en asuntos de los Poderes del Estado mexicano, con todo lo que corresponsa a sus manejos ministeriales y policiales contra los ciudaanos y las organizaciones que reclaman tranparencia y democracia. Ya lo hemos visto en otros procesos electorales y seguramente también lo vereremos en el que nos aguarda. — con Cecilia De Ita, Ernesto Jayme Baduy, Victor Lara Becerra y 13 personas más.

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