Con el primer minuto de mañana jueves 28 de junio terminarán las campañas presidenciales. Se desarrollaron, salvo por algunos casos esporádicos de violencia, prácticamente de manera pacífica y ordenada. Sin embargo, esto último no impidió movilizaciones sociales a favor o en contra de ciertos candidatos presidenciales. Fueron abundantes las manifestaciones de repudio o apoyo hacia los partidos o coaliciones. Las calles se abarrotaron en distintas ocasiones. Y se gestó un movimiento estudiantil que cristalizó, luego de bastantes décadas, el despertar juvenil y la sublevación de las conciencias jóvenes en México.
No obstante lo expuesto, no celebro el fondo de las campañas. Pues se dieron en un marco inequitativo plagado de irregularidades, pifias, interés de imposición y mano negra de parte de los medios de comunicación masiva desde antes y durante el proceso electoral. Es el caso de Televisa, que abiertamente postuló, mediante una coalición conformada por el PRI y el Verde Ecologista, a un candidato telegénico, vacuo e ignorante, que a pesar de esto llegará al primero de julio encabezando o empatado con el segundo lugar en todas las encuestas.
Cuatro candidatos se disputarán el próximo domingo la Presidencia de la República. Solamente dos de ellos con verdaderas posibilidades de triunfo, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. El primero encabeza un proyecto colmado de compromisos demagógicos e intereses creados con un diminuto y minúsculo sector de la sociedad, integrado por personajes siniestros como la lideresa Elba Esther Gordillo, el ex presidente, Carlos Salinas de Gortari y los dueños de gran parte de los medios. Por el otro lado, el segundo viene con un conjunto de ciudadanos honestos y honrados, que conforman un potencial gabinete de primera con el afán de cambiar a México mediante paz, justicia crecimiento y progreso.
Yo votaré por él. Mi voto será para Andrés Manuel López Obrador. Porque veo en él la encarnación de la esperanza de millones, sobre todo de los marginales, los eternamente humillados y los desposeídos. Para mí AMLO es el Presidente que esta dolida y ajetreada nación necesita para serenarse, crecer y progresar. Veo en el candidato de la coalición Movimiento Progresista a un patriota que ama a su pueblo, su bandera, sus raíces, su cultura y su historia. Andrés Manuel ejemplifica la lucha, la ponderación de los intereses colectivos sobre los particulares. López Obrador materializa la perseverancia; y por ello creo que el domingo alcanzará.
Dicho esto, y tomando en cuenta que hoy cerrará el tabasqueño su campaña presidencial en el Zócalo capitalino, invito a todos los mexicanos conscientes, informados y comprometidos con las causas justas, a asistir a la Plaza de la Constitución apoyar al postulado por la izquierda electoral mexicana. Hoy debemos demostrar unidad, fuerza, avidez de cambio y anhelo por un lugar mejor para vivir, para nuestros hijos y nietos. Que se note en la plancha del Zócalo y en las calles aledañas que somos millones los que apoyamos a AMLO, suficientes para derrotar al PRI. Confío que así será. Estoy convencido que el cierre de campaña de López Obrador será extraordinario y magnífico. Sorprenderá. Temblarán sus adversarios.
Mañana marcharé, lleno de alegrías y de esperanzas, desde el Ángel de la Independencia hacia la Plaza de la Constitución. Andrés Manuel no estará solo durante el evento de su cierre de campaña. Lo acompañaremos cientos de miles. Es lo mínimo que podríamos hacer por un hombre que busca el bien de todos nosotros. Será un honor para todos nosotros acabar esta campaña codo a codo con AMLO. Y no cedamos en este esfuerzo, en esta entrega. En esta ocasión no será suficiente ofrecer el corazón, como habría hecho Páez, tendremos que entregarlo a esta lucha. Tenemos que ganar, por todos nosotros, por México.
“Caminemos juntos del Ángel al Zócalo”. Nos vemos a las 4 de la tarde.
A crear conciencia.
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