El título de este artículo “Los ´trolls´ se apoderan del debate”,[i] pertenece a la periodista Milagros Pérez Oliva, quien publicó en el diario El País, un atinado análisis de las implicaciones que tiene la participación de los denominados “descalificadores, provocadores y difamadores profesionales” en internet y que se evidencia a través de las redes sociales y los foros de opinión.
“Creo que ya habrán podido comprobar que soy una firme defensora del debate plural y de la libertad de crítica, incluida, por supuesto, la crítica al trabajo de los periodistas. Pero una cosa es la crítica y otra el insulto y la difamación. Una cosa es el debate, y otra el griterío” dice Pérez Oliva.
Y es que ella narra cómo los comentarios bajos y soeces, cargados de mentira y agravio, ensucian y degradan el debate, porque no permiten el diálogo ni la convergencia de opiniones, antes bien amplían las diferencias y enaltecen el insulto. No hay nivel, pues y esto es grave porque como afirma Iñaki Gabilondo:
“(…)se está malogrando una oportunidad tan extraordinaria como la que brinda Internet. (…) Lo que debía ser una maravillosa plaza pública, un lugar de encuentro y de debate de puntos de vista diferentes, se está perdiendo por el asalto de unos cuantos que, apelando a la libertad de expresión, la están convirtiendo en un gigantesco botellón. (…) Eso me irrita todavía más que el insulto”.
Por supuesto, hay quien confunde “censura” con “control de calidad” en los sitios en los que los comentarios pasan por la aprobación del moderador, pero los participantes en la mayoría de los casos, son incapaces de salir del anonimato y sostener con sus datos reales sus planteamientos. En toda democracia, hay una diferencia entre opinión y denuncia, porque se establece que aquel que acusa está obligado a probar sus señalamientos.
¿Por qué es importante saber debatir con argumentos sólidos? Por varias razones
1.- Es parte de la formación que como ciudadanos debemos construir. Aquel que miente, difama y calumnia, es incapaz de sostener, en un debate entre iguales, los sofismas que sostiene con los alfileres de su inventiva.
2.- Dice Ricardo Raphael, en su excelente artículo “El candidato como espejo”[ii], que “En gran medida, el ciudadano vota por sí mismo, o para ser más preciso, por el reflejo que de sí mismo se proyecta en el espejo del candidato”. Si lo anterior es cierto y una de las consignas de los aspirantes a la silla presidencial es que sus simpatizantes jueguen roles protagónicos en las campañas, convenciendo a la mayor cantidad de personas para que voten por determinada opción, entonces los ciudadanos deben estar a la altura de las circunstancias y convencer con argumentos y no con insultos que su candidato es la mejor opción para el país.
3.- En México, convive la prensa panfletera y sofista disfrazada de “militante”, con la prensa mercenaria y por consigna camuflageada de “objetividad” y en medio de las dos se encuentran los fariseos que señalan a uno y otro bando según su particular juicio de valor y conveniencia. Es el ciudadano quien debe construir su propio entendimiento y no esperar que un presentador de noticias , periodista o columnista decida y piense por él, por muy lógicos que parezcan sus razonamientos.
4.- ¿Recuerda usted, estimado lector, el artículo “eres lo que lees”[iii]? Ahí establecí unas cuantas premisas que es pertinente recordar ahora:
Los medios de comunicación, específicamente los periódicos (digitales e impresos), tienen diferentes maneras de interpretar la realidad, dependiendo de los filtros (anteojos) utilizados para analizar los diferentes acontecimientos que permean la vida cotidiana del ciudadano.
En el caso de los medios de comunicación, estos filtros aplican desde el momento en el que un periódico decide qué tipo de información es importante, el enfoque que le dará a dicha nota y las fuentes con las que respalda la información. Lo que en el argot periodísticos llaman “el manejo informativo de la nota”
La verdad es una construcción conceptual, en tanto se encuentra sujeta a múltiples interpretaciones que dependen de quién lo dice, para qué lo dice, por qué lo dice y ante quién lo hace[vi].
A través de Mauricio Beuchot, Vattimo afirma que un texto es un horizonte abierto a ser interpretado y así se da con la realidad. Como decía Nietzsche: no hay hechos, sólo interpretaciones. No existe lo real, sino sus infinitos abordajes.
Es importante considerar que, según este autor, los medios de comunicación se han convertido en los grandes constructores de sentido de lo real. El mensaje parece ser: No piense, el periódico, la radio o la TV le explicarán a detalle determinado hecho o circunstancia que se carga de significado dependiendo de la sintonía, el programa de TV o el periódico que usted elija para enterarse de lo que está sucediendo aquí y ahora.
Es decir, la mirada del medio se vuelve la realidad misma. Aquí Lo importante es tener en claro que siempre que alguien habla en nombre de una realidad única, no hace más que postular su propia mirada, su propio interés.
Pero descubrir lo anterior y tenerlo siempre presente, implica utilizar internet como una herramienta para construir la ciudadanía, participando en foros de debate o en las redes sociales con argumentos y postulados a la altura del ciudadano mismo y de lo que este país y el mundo necesitan hoy en día.
¿Usted qué opina, estimado lector?
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