Alianza de Tranviarios de México
La Federación mexicana le debe a los habitantes del Distrito Federal su reforma política: seguimos sin contar con plenas capacidades de decisión, similares a las que poseen los estados. Pero la peor deuda que se nos tiene es no permitirnos definir nuestro régimen político interior.
No hemos podido terminar el proceso democratizador de nuestras instituciones. El peor caso es el de las delegaciones, que al día de hoy constituyen el único poder unipersonal del país.
Absurdamente, sigue correspondiendo al Congreso de la Unión la reforma federalista de la capital y el cambio de régimen interno.
Sin embargo, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha utilizado su facultad de legislar en materia de participación ciudadana para resarcirnos de instrumentos de decisión democrática, reactivado las facultades de organización vecinal.
La última reforma a la Ley de Participación Ciudadana, además de mantener las distintas figuras de democracia directa como el referéndum, el plebiscito, la consulta y la iniciativa popular, reactiva las figuras de participación y representación vecinal, a través de las asambleas y comités ciudadanos, del consejo ciudadano, del consejo del pueblo y del representante de manzana.
Por medio de la organización de los vecinos por delegación, por pueblo originario, por colonia y por manzana, la comunidad podrá participar en el destino del gasto público, la vigilancia de su ejercicio e incluso en su ejercicio directo.
Los presentes, activistas de izquierda en la Ciudad, hemos decidido formar la Coordinadora de Participación Comunitaria con el objetivo de activar este proceso de participación ciudadana, a través de la promoción de la democracia comunitaria misma, como la mejor forma de resolver los problemas cotidianos de servicios urbanos básicos de la comunidad, reconstruir el tejido social y avanzar en la democratización del poder local.
Nos proponemos hacer de los nuevos instrumentos de participación ciudadana un ejercicio de educación y fortalecimiento de la vida colectiva, y de las redes y cultura por la democracia.
Convocaremos a dirigentes vecinales preocupados por su comunidad, con vocación de servicio y capacidad de trabajo colectivo, para que participen en los órganos de representación ciudadana. De la elección de comités vecinales del 24 de octubre próximo debe emerger una nueva generación de líderes vecinales que coadyuven a multiplicar el poder y conciencia democrática de la comunidad.
Convocaremos a la ciudadanía en general a apropiarse de este proceso democrático para que el resultado sea la edificación de un auténtico cuarto orden de gobierno.
Si bien en la elección tiene que respetarse el ejercicio del debate ideológico y la reflexión de las opiniones diversas y legítimas, el centro de la contienda deben ser las necesidades locales y la forma de resolverlas en beneficio sus habitantes.
La nueva organización ciudadana deberá concentrarse en unificar el proceso de desarrollo urbano para el beneficio de sus habitantes, atendiendo a la generación de una planeación comunitaria, mediante procesos participativos amplios que permanentemente se cuestionen qué tipo de ciudad queremos. La ciudad de los habitantes no la define la inercia del desarrollo económico y las necesidades del mercado, sino el diseño y construcción que de ella hagamos sus pobladores.
En la ciudad, nos corresponde trabajar por los derechos civiles y políticos, por los derechos sociales y económicos, pero también por los derechos urbanos de quienes aquí vivimos.
Estamos convencidos en la necesidad de la construcción de mecanismos eficientes de participación ciudadana desde abajo, desde las colonias, hasta la generación de instancias organizativas que permitan una expresión clara y directa de los intereses y necesidades de los ciudadanos frente a su gobierno.
Consideramos que las elecciones vecinales son una buena oportunidad para revitalizar nuestro entramado social y profundizar en la construcción de una cultura de izquierda, entendida como la generación de igualdad desde la comunidad misma
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