martes, 12 de junio de 2012

Columna Incómoda. #YoSoy132 y el tercer debate-- ALEXIA BARRIOS G

Desde mi particular punto de vista, hay dos mensajes políticos claros respecto al movimiento #YoSoy132 y la promoción del tercer debate entre presidenciales:

Uno: el movimiento estudiantil sigue vivo, con fuerza y con objetivo ya muy acotado a incidir en el resultado de la elección presidencial a favor de Andrés Manuel López Obrador. A reserva de que en las ciudades donde hubo réplicas de la marcha del día de ayer con motivo del “10 de Junio, No se olvida”, la que se realizó en la Ciudad de México estuvo cargada de contingentes estudiantiles de la UNAM, IPN, UAM, UACM, algunos del UNITEC e INBA, más allá del lamentable acarreo que tradicionalmente hace las organizaciones neocorporativas del PRD-DF.

Como era previsible, una vez definido su perfil “AntiEPN”, el movimiento excluyó en automático a quienes no piensan así ni que tenían otras motivaciones para participar. Por eso, salvo algunos grupos aislados, no se observó la presencia visible de contingentes de la Ibero, ITAM, ITESM, Anahuac y otras instituciones privadas. El movimiento dejó de ser un movimiento plural y abierto para ser un movimiento unidireccional hacia una candidatura.

Pero bueno, el movimiento seguirá, como foro de expresión y dominado por las posiciones de las universidades públicas y más por quienes lideran y tienen abiertas simpatías por el candidato de las izquierdas. Así pasó como el CEU-UNAM en 1987-88. El riesgo mayor es que de pronto se desvirtúe más la esencia de las movilizaciones y terminen siendo como el movimiento del CGH de 1999-2000, que no ayudó a nadie ni sirvió para nada, pero sí afecto a muchísimos.

Para AMLO, la esperanza y el voto de confianza del movimiento #YoSoy132 hacia él es muy alto y le exige una alta responsabilidad al momento de exponer sus ideas hacia los jóvenes, promover sus propuestas de políticas públicas para los estudiantes y egresados de las universidades públicas y privadas, y especialmente, a pedir una disculpa por haber, alguna vez, dividido el mundo estudiantil entre “juniors” privilegiados y pobres segregados. Si tiene éxito la fuerza de #YoSoy132 y le da el triunfo a López Obrador, habrá una gran celebración y se abrirán grandes expectativas sobre su gobierno. Pero también deben saber que “quien mucho espera, poco…”

Y dos: el tercer debate convocado por #YoSoy132 no debe ocurrir porque ya no tiene ninguna razón de ser; además, los candidatos ya están atrincherados y no quieren debatir, especialmente los punteros: AMLO y Peña Nieto. Están decididos a no arriesgar nada, a no abrir nuevos flancos ni temas. Con los puntos que tienen se sienten a gusto, con sus encuestas propias y externas, creen que ya tienen asegurada la elección. Realmente, por como se observó anoche, sería una pérdida de tiempo y esfuerzos que los sentaran a “debatir” cuando lo que se observa son puros monólogos.

Los debates presidenciales sirven para exponer algunas propuestas, pero sobre todo sirven para que haya contrastes y provocaciones entre los dos o tres candidatos que van adelante en las intenciones de voto. Quienes crean lo contrario pecarán de ingenuidad. Por eso, la “no agresión” entre AMLO y EPN quizá se deba a que haya un acuerdo tras bambalinas, como antes ocurrió entre Josefina y AMLO. Y si lo anterior no existiese, entonces estos tres candidatos tienen la obligación de esclarecer las dudas y el maldito sospechosismo.

Salvo Josefina que en un acto de desesperación quiso golpear a todos por igual, sólo Quadri le respondió porque éste quiere subir al tercer lugar (aunque se rían, así lo cree). Josefina fue la más golpeadora, pero la menos sólida y más monótona para exponer las críticas hasta los golpes hacia sus adversarios.

Lo que se observó ayer es que tampoco AMLO quiso golpear, a pesar de que tenía muchos temas por explotar a su favor, gracias al empujón “casual” de The Guardian, y poner contra la pared a Peña Nieto, pero no quiso hacerlo. Ayer tuvo la oportunidad de enviar un mensaje claro y concreto para las demandas del #YoSoy132 y tampoco lo hizo.

Enrique Peña, a su vez, estuvo más concentrado en que los nervios no lo traicionaran o que llegara algún golpe mortal de alguno de sus contrincantes, que en generar alguna idea nueva, alguna propuesta que dejara callados a todos. Pero no fue así, no pasó absolutamente nada con él. Un dato fundamental es que NADIE lo inquirió ni lo acorraló con alguna pregunta o asunto difícil de responder.

Finalmente, en la encuesta de UNOTV respecto a si cambiarían su decisión del voto luego del segundo debate, sólo el 11.2% lo haría. El 82.8% YA TIENE DEFINIDO SU VOTO y el debate no influyó en nada para cambiar su decisión.

Si preguntaran a los ciudadanos en este momento si quisieran ver un tercer debate, sin duda ganaría la opción de “no”, porque ya no tienen nada nuevo que ofrecernos.

Entonces, amigos del #YoSoy132, ¿Por qué no mejor lanzan un pliego de preguntas breves y concretas a los candidatos antes de que concluyan las campañas en lugar de promover un tercer debate que está destinado al fracaso? Se los sugiero humildemente por lo antes expuesto.

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