Mi querida amiga Susana Moscatel tiene razón: no hay mejor telenovela, en este momento, que las campañas electorales.
No sé usted pero yo me muero por saber cómo le va a hacer Andrés Manuel López Obrador para salir adelante después de haber caído en el viejo truco del escándalo mediático.
Grito y me jalo los pelos tratando de descubrir quién le pudo haber hecho semejante villanía. ¡Quién!
¿Habrá sido acaso el galán Enrique Peña Nieto? Y si no fue él, ¿habrá sido Josefina Vázquez Mota? ¿Pues no era ella la chica buena de esta historia?
No existe melodrama seriado en este país, ni siquiera Infames (que es mi máximo en la vida), tan emocionante, amoroso, perverso y maquiavélicamente bien diseñado para explotar en una fecha.
A mí lo que me da risa es que a todos se nos olvida que todas las telenovelas son iguales, que siempre pasa lo mismo y que, salvo honrosas excepciones, siempre acaban igual. ¿O usted qué opina?
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