domingo, 3 de junio de 2012

Los ‘pejistas’ fanáticos-- H. E. CAVAZOS ARÓZQUETA

Conscientes y enterados estamos todos del reciente pasado de Andrés Manuel López Obrador. Me refiero a aquellos ayeres en los cuales el candidato presidencial de las izquierdas era uno de los políticos con mayores negativos según todas las encuestas serias y de renombre de México Estoy hablando de aquél AMLO estigmatizado, vapuleado y rechazado por la mayoría de ciudadanos que conforman la opinión pública del país.

Sin embargo, el hoy postulado por la coalición Movimiento Progresista nunca ha merecido los duros e injustos adjetivos que se le atribuyeron durante años, luego del conflicto post electoral de 2006. Porque si algo ha demostrado el tabasqueño es ser uno de los pocos mexicanos que integran la clase política de esta ajetreada nación con autoridad moral, integridad, honradez, congruencia y honestidad. Pocos, muy pocos como él

El problema, evidentemente, nunca fue el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal; sino una fracción de sus simpatizantes.

Llamado autoritario, intolerante, mesiánico y senil, López Obrador ha conducido, no obstante esto último, su vida mostrándole a sus allegados y seguidores una conducta digna de aplaudir, de admirar y de respetar. Por lo que sorprenden y alarman los calificativos anteriormente enlistados.

Y es que, insisto, el problema nunca ha sido él, sino aquellos…

Hordas de fanáticos cegados por la estúpida y ridícula exacerbación política siguen a AMLO de manera visceral e infantil. Son los intransigentes que argumentan con el insulto, debaten con la infamia y piensan con el hígado. Ellos, los ‘fundamentalistas, los fanáticos e intolerantes ‘pejistas’ son los culpables de la otrora mala reputación de AMLO. Y hoy amenazan con volverse a manifestar.

Si Andrés Manuel tiene fama de Mesías, es porque esa gente lo sigue como si fuera tal; si se le llama autoritario es porque así se conducen estos lopezobradoristas; si se le conoce como un loco, basta debatir con alguno de estos ‘pejistas’ para entender.

Así las cosas.

Mal por ellos. Por no tolerar la crítica, las observaciones, los consejos. Mal por quienes no titubean para llamar a uno vendido o traidor, cuando no se está de acuerdo con el líder –Mesías para ellos –. Mal. Muy mal por ellos.

Mas afortunadamente para este tipo de personas, Morena es un movimiento incluyente, que si bien porta las banderas de la honradez, la justicia, la cultura y la inteligencia, también permite que lo conformen trogloditas mentecatos.

Elevemos el debate. Despojémonos de rudimentos argumentativos cavernarios como el insulto, la calumnia y la descalificación. Sobre todo entre correligionarios. No más estupidez. Mayor sapiencia y tolerancia.

A crear conciencia.

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