miércoles, 19 de mayo de 2010

(((Diego y Nacho…¡Santos discursos!...Nuevamente Florence Cassez)))


El Estado llama ley a su propia violencia, mi estimado, y crimen a la del ciudadano. Complejo el ambiente en el que llega Felipe Calderón a Washington para su visita de Estado que, para no hacer variación alguna del mismo tema, estará en la agenda bilateral como asunto de relevancia el de su guerra contra la “ridícula minoría”, que tiene y mantiene secuestrado a su (des)gobierno con una descontrolada ola de violencia, impunidad, caso y tintes delicados de ingobernabilidad que Vive México, agravándose el contexto de la incertidumbre con el volátil caso de Diego Fernández de Cevallos.

Y para ir documentando el discurso monotemático, my friend, Calderón, desde Madrid, regaló otra de sus finas joyas discursivas al afirmar que las muertes —por supuesto con los daños colaterales incluidos— por la organizada delincuencia han sido generadas por la lucha entre cárteles, justificando que por eso hay que enfrentarlos con la autoridad del Estado (fallido) e impedir que se apoderen de comunidades (más bien regiones completas, yes?) todo en una sugerente entrevista con la televisión española donde, como ya va siendo su sello personal, desdeñó, menospreció y desestimó las críticas de su proceder y sobre el retiro de nuestras fuerzas armadas de la calle afirmando que como si por arte de magia los criminales se conviertan en santos varones, se les aparezca San Pablo, Jesucristo, y se conviertan, pero no va a ser así.

Espléndido.

Felipe mete de tajo a todos sus atractivos críticos en el mismo desparpajado calderón donde mezcla cifras escalofriantes minimizando lo que en diversos foros, en varias ocasiones y con distintas voces, incluyendo a altos funcionarios de los Estados Unidos, se ha señalado como una estrategia fallida… ante los nulos resultados en el tablero de la violencia que amenaza todavía con ser algo más que un dolor de cabeza pasajero y un frívolo pronóstico de algunos disfuncionales federales.

Porque al final esa cacareada estrategia, que será el tema principal en su divertida visita ensombrecida por el secuestro del Jefe Diego, es la que arroja operativos mediáticos, pirotecnia y preocupación ciudadana de Vivir Mejor en el fuego cruzado.

Agregándole el trago amargo que tuvo que pasar nuevamente con el caso de Florence Cassez, que agravia, preocupa y ocupa al gobierno de Nicolás Sarozy, quien hace lunas prometió justicia a secas para su connacional involucrada en el estreno de García Luna Productions, que acreditó con puntualidad la PGR como un divertido montaje que pone en aprietos la impunidad oficial y que tarde o temprano alcanzará su destino.

Ese que terminará develando la punta del iceberg de los usos y abusos, no sólo en términos de pirotecnia y spin mediático, sino en la utilización de figuras como el arraigo, que han resultados ser peligrosamente facciosas y con tinte electorero… como se vio con el caso de los alcaldes de Michoacán.

Hoy que Felipe está en Washington y México está en el epicentro del colapso rápido por una alarma generalizada —que alcanza a poderosos tirios y troyanos— por los índices delictivos que ya sumó a las Universidades que buscan soluciones y protocolos de seguridad, la cándida pregunta es si este (des)gobierno y su achispado gymboree (con minúsculas) tomó ya sus estupendas previsiones para la respuesta del coletazo sobre el secuestro de Diego Fernández de Cevallos… y el levantón del barón de la droga Ignacio Nacho Coronel acaecido, por cierto, el mismo día.

Y como en política no hay coincidencias, no estaría mal que estos chicuelos en el poder (del no poder) hagan su prospectiva y su espléndido análisis porque no sólo ambos casos podrían estar conectados, sino por la importancia del mensaje… y del mensajero.

Ése, my friend, que hasta el día de hoy no han podido descifrar…

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