miércoles, 12 de mayo de 2010

La lengua larga y la cola... larga

Partidos, gobernadores, gobierno federal y autoridades electorales han establecido en la práctica un nuevo código de competencia durante las campañas políticas: se vale todo y todos lo hacemos. Su más abierta exhibición se está llevando a cabo justo en estos meses en que se relevan doce mandatarios estatales y hay comicios en otras tres entidades.

En Aguascalientes, el gobernador Armando Reynoso Femat, que se hizo panista nomás para llegar a ese cargo, está apoyando al PRI, abiertamente, y acusa al dirigente nacional azul, César Nava, de haber hecho alianzas con todos... menos con él. Es panista, pero está moviendo todo el aparato de su estado a favor de su delfín, como lo hacen Fidel Herrera en Veracruz o Ulises Ruiz, en Oaxaca, priístas ambos.

El secretario de Gobernación, panista hasta hace unas semanas, Fernando Gómez Mont, es ahora acusado por el aliado del PAN, el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, de estar operando —desde el gobierno federal emanado del blanquiazul— a favor del PRI.

El perredista mejor posicionado de cara a la sucesión presidencial del 2012, Andrés Manuel López Obrador, está operando contra el PRD en el único estado que este partido pone en disputa: Zacatecas, y según las encuestas, el que haya decidido separarse del PRD, para apoyar al clan de su incondicional Ricardo Monreal, con las siglas del PT, haría que pierda el PRD, que pierda el PT... y que el PRI recupere la gubernatura que perdió, por primera vez en la historia... ¡cuando Ricardo Monreal se salió del tricolor!

La misma ecuación electoral puede terminar sucediendo en Veracruz, si la suma de los votos del ex priísta Yunes (candidato del PAN) y el ex priísta Dante Delgado (candidato de Convergencia) es mayor a la del verdadero candidato del PRI, Duarte, a quien las encuestas dan amplio margen de ventaja. El PAN se queja de elección de estado en Yucatán, donde el PRI está haciendo lo mismo que el panismo de Tlaxcala. Lo que hace Amalia García en Zacatecas es lo que se queja el PRD que hace Aguilar Padilla en Sinaloa.

Todos los actores políticos lo saben y encuentran divertido este juego, frente a la opinión pública, de ser víctimas o victimarios, dependiendo del estado del país del que se trate. Paralelamente, las autoridades electorales dejan pasar estas faltas, como árbitro que sabe que el juego es rudo y se guarda las tarjetas en el bolsillo. El código está acordado entre ellos: cada quien usa los aparatos de Estado a su alcance para hacer toda la “operación” (antes le decían fraude) que les beneficie. Todos tienen la lengua larga y la cola... larga. Y no importa. Como estos gitanos escogen no leerse la mano, se mantienen coludidos para no permitir nuevos jugadores reales en su mesa.


SACIAMORBOS

Dicen en el gabinete de seguridad que el poderoso alcalde, por más chicanadas que hagan sus abogados, “no se salva”. Veremos

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