Bienvenido Evo Morales!
Francisco López Bárcenas
Estimado Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Te escribo como indígena mexicano, en mi nombre y el de varios compañeros, para darte la bienvenida a nuestro país, hoy que nos honras con tu visita. Me dirijo al representante de un país soberano, pero más al hermano aymara: al que de niño trabajó la tierra y crió llamas para poder sobrevivir; al que como la mayoría de los indígenas en Latinoamérica tuvo que emigrar de su tierra natal para poder estudiar; al que en su juventud tocaba la trompeta en un grupo de música para ganarse el sustento diario; al que –como la mayoría de sus hermanos– cultivó la hoja de coca, esa planta sagrada tan perseguida por los estadunidenses; al que defendiendo los derechos de sus hermanos se hizo líder sindical, primero como secretario de deportes y después como presidente de las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba; al que se formó en los espacios internacionales pero no permitió que lo dominaran, como a muchos otros latinoamericanos. En fin, le hablo al indígena que entendió que la única posibilidad de emancipación de nuestros pueblos se encuentra en su lucha por ser pueblos y como tales defender sus derechos.
Hermano Evo: Llegas a un país herido y desangrándose en medio de unas guerras de las que nadie le consultó para ser parte. De todas ellas, una de las mayores es contra los 62 pueblos indígenas que forman parte del Estado mexicano. Múltiples son los frentes por donde se les ataca. El más importante es el del capital internacional que busca despojarlos de la poca riqueza que todavía les queda: la minera, las aguas y sus conocimientos sobre la naturaleza. Y a quienes se oponen a ello se les trata como criminales, se les difama, se les encarcela injustamente, se les priva de su libertad y se les asesina. Tú sabes bastante de esto, porque en tu país fueron las luchas contra las empresas privatizadoras del agua, el gas y los hidrocarburos las que crearon las condiciones para que arribaras al poder. En México, como en Bolivia antes que fueras presidente, la clase política se ha aliado a los saqueadores y el movimiento social no cuenta todavía con la fuerza suficiente para evitar que se salgan con la suya. Las luchas de los pueblos indígenas en México siguen siendo de resistencia, preparando las condiciones para arribar a luchas por la emancipación.
Claro, la clase política seguramente te dirá que esto no es cierto, que le interesan los derechos de los pueblos y que trabaja para que se hagan efectivos. Pero eso no es cierto. La mayor prueba de ello es que en 1994 los hermanos mayas del sureste mexicano declararon la guerra al Estado como única manera de que se tomara en cuenta a los pueblos indígenas y se reconocieran sus derechos específicos. Se trata de una guerra que no se ha solucionado porque el Estado incumplió los acuerdos firmados con los rebeldes. Al contrario, se ha dedicado a practicar una especie de gatopardismo en donde se realizan cambios superficiales para que lo esencial se mantenga. El mejor ejemplo de esto son sus leyes y las instituciones encargadas de aplicarlas: las primeras ignoran los derechos fundamentales, se aprobaron antes de la reforma constitucional de 2001 y por lo mismo son obsoletas; las segundas se han dedicado a difundir un discurso de nueva relación entre los pueblos indígenas y el Estado, así como una pretendida transversalidad de las políticas indigenistas, mientras se dedican a subordinar a los pueblos y se continúa con las políticas integracionistas.
La realidad en el país que te toca conducir entiendo que es un tanto distinta. Por lo menos así lo indica el hecho de que durante tu primer mandato se nacionalizaran los hidrocarburos, reduciendo las ganancias de las trasnacionales que los explotaban; en agosto de 2008 ganaras el referendo revocatorio que te permitió continuar en el cargo de presidente del Estado boliviano y el año pasado el voto popular respaldara la nueva constitución aprobada por la Asamblea Constituyente, donde se plasman los derechos de los pueblos indígenas. Muchos en México entendemos que lo que sucede en Bolivia es parte de un largo proceso de descolonización de los pueblos indígenas en Latinoamérica. Por lo mismo en varios sentidos representa el ejemplo a seguir y esto, a su vez, depende de las decisiones que tomes ahora que los pueblos y la historia te han dado esa responsabilidad. Por eso, al darte la bienvenida, te deseamos que sigas abriendo camino, buscando el horizonte en donde los pueblos indígenas habrán de caminar, seguro de que en toda América Latina cuentas con el apoyo de los pueblos, que te habrán de reconocer si lo haces bien y te lo reprocharán en caso contrario. Por esas y otras razones, bienvenido a tierras mexicanas hermano Evo Morales Ayma
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