jueves, 13 de mayo de 2010

(((Aguilar Camín en Tercer Grado ..Óscar Arriaga)))

Mi nombre es Óscar, un seguidor suyo nuevo pero de tiempo completo del Twitter. El motivo de mi mensaje es hacer la reflexión sobre algo que me pareció fue de las pocas cosas que se dijeron en el programa citado (Tercer Grado), que no fueron tonterías.


Como lo dijo el propio Héctor Aguilar Camín, “la suma de las verdades (periodísticas) no necesariamente resultan en la verdad final”, es más, han demostrado derivar en un abismo enorme entre la cobertura noticiosa de la supuesta guerra contra el narco y los datos duros o estadísticos de dicho tema. En otras palabras, la violencia reflejada en los medios (cuestión que critica Aguilar Camín), no refleja la realidad del país que tenemos.


Me parece que hay cierta razón en eso, pero el verdadero problema -como si a nuestra sociedad le faltaran preocupaciones-, es el impacto que tal estrategia “amarillista” tiene en la gente. Y no tanto porque propicie temor o más preocupación, que de suyo sí los produce, sino porque produce efectos negativos en el seno social. Por ejemplo, se me ocurre, entre otros, una mayor fragmentación social o entre los individuos porque esta estrategia noticiosa a todas luces produce individualismo, “sospechosismo”, discriminación y aversión de unos contra otros principalmente porque nos empezamos a ver con desconfianza, con recelo, etc.


Cualquier persona que se nos presenta a la vista diferente a nuestros parámetros de lo que consideramos decente es “de cuidado”. Véalo usted, en el metro, en los microbuses, en la calle cuando camina, etc., la gente ha perdido la cordialidad, la cortesía y más importante, un valor trascendental para las sociedades democráticas, la solidaridad.


Estas campañas mediáticas son realmente nocivas para la salud social porque sus impactos e influencia, al contrario de lo que piensa mucha gente, sí son palpables. El individualismo produce intolerancia, indiferencia, poco respeto hacia los demás; no voy muy lejos, yo vivo en Coyoacán y contrario a lo que se piensa de que el nivel socioeconómico o cultural o lo que sea es mayor, tengo vecinos que realmente demuestran una agresividad hacia los demás sintomática de ese individualismo y falta de valores que cada vez son más alentados por esa “cultura mediática” que tenemos. Porque, eso sí, se habrá fijado usted que, en todos o en la gran mayoría de los hogares mexicanos puede no haber agua, comida, luz o vivir amontonados en un cuarto 10 personas, pero la tele no falta y a veces hasta con Sky.


Otro ejemplo, Don Fede (con perdón de usted, me gusta el sobrenombre), del peligroso impacto mediático en sociedades tan susceptibles de ser manipuladas es el caso de la elección de 2006 que además refleja lo tangible que puede ser la influencia de los medios. Yo me he puesto a pensar, porque dicho sea de paso hice mi tesis de licenciatura sobre esas elecciones y revisé mucho material hemerográfico y además trabajé en el IFE durante las mismas, que desechando la hipótesis de un fraude electrónico o en las actas o en las urnas, etc., el “fraude electoral” pudo darse durante las campañas en frente de todos nosotros, precisamente, en los medios. Considerando que AMLO perdió por medio punto porcentual frente a FCH, ¿cree usted que había necesidad de orquestar un fraude cibernético o en las urnas cuando los spots del CCE y del PAN podían robarle una cantidad enorme de puntos (a AMLO) gracias a su influencia en la sociedad?


Usted es un hombre de medios, Don Fede, pero también es un hombre que ha estado cerca de uno de los pocos demócratas que tiene este país, hay que reflexionar sobre la responsabilidad de los medios y su agenda periodística porque es evidente que trascienden, en ocasiones, a planos inconvenientes. La democracia radica en la ciudadanía, en el pueblo y por lo tanto hay que poner atención en absolutamente todo lo que le atañe a él. Los medios pueden ser sumamente benéficos para el desarrollo de la democracia, de la sociedad y del Estado, pero también pueden ser un arma letal contra los mismos.

Le agradezco mucho su atención, seguimos twiteando. Le envío un cordial saludo y por ahí a nuestro querido PEJE.

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