Sigue destinándose el dinero del erario, que pertenece al pueblo, en campañas electorales sucias, compra de votos y de medios de comunicación. Si ese dinero se ocupara para mitigar la pobreza, dar educación, crear empleos y depurar las instituciones de funcionarios corruptos, como lo ha propuesto Andrés Manuel López Obrador, otro gallo nos cantara.
Pero no, se trata de enriquecer a los mismos de siempre para imponer gobernadores que lleguen al poder con las manos atadas, sometidos a los que invierten en sus campañas.
Salvador García Soto nos informa en su columna que la procuraduría de Zacatecas dio a conocer que aseguró 14 vehículos nuevos que habían sido reportados como robados, pero que según la declaración de un testigo son en realidad propiedad del gobierno de Nuevo León, enviados a la capital de Zacatecas en apoyo al candidato a la gubernatura por el PRI, Miguel Alonso Reyes, y se pregunta si Rodrigo Medina igual que Peña Nieto y otros gobernadores priístas están “COOPERANDO” con recursos de sus estados para financiar las campañas del viejo partido en los 12 estados donde se renovarán gubernaturas en julio próximo.
Yo lo que me pregunto es por qué en vez de cooperarse con lo que no les pertenece mejor se ponen a trabajar, que para eso les pagamos, y rompen con las políticas neoliberales que tanto dañan al pueblo, al que después pretenden engañar.
Esos círculos viciosos que los llevan necesariamente a cometer fraudes electorales, cada día son más descarados y desencantan a la ciudadanía que, gracias a los medios alternativos y a la realidad que vive, se empieza a organizar para defender el voto en los nuevos comicios.
Las alianzas prianistas y ahora perrechuchopanistas no van a cambiar la percepción que la gente tiene de esos personajes, capaces de venderle su alma al diablo por un cargo público para seguir robando o para conservar la impunidad. Los tenemos bien identificados, sí, aunque los medios los disfracen de personas honorables. Además, por más discretos que quieran ser, la verdad siempre sale a la luz y un día, no muy lejano ya, los alcanzará la justicia.
Insisto en que sólo la población organizada y unida puede romper esos círculos viciosos. No podemos sentarnos a esperar otras elecciones en las que arrase la mentira, el cochupo, los acuerdos en lo oscurito, el despilfarro y el cinismo mientras al país se lo sigue llevando el tren
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