El viernes, como se adelantó hace un mes en “Historias de Reportero”, el procurador mexiquense, Alberto Bazbaz, declaró que el caso de la desaparición y muerte de la niña Paulette Gebara Farah fue un accidente, y que el cadáver estuvo siempre en el sitio donde se encontró tras nueve días de búsqueda, en el espacio de quince centímetros entre el colchón de su cama y el barandal. En un discurso de 10 minutos con 51 segundos expresó sus conclusiones, pero no intentó contestar o aspiró a despejar alguna duda de las que fueron sembradas y alimentadas por él y su equipo desde que el 31 de marzo declaró públicamente que era un homicidio:
¿Cómo es posible que del 22 al 28 de marzo se hicieran dos reconstrucciones y ningún perito revisara minuciosamente la cama de Paulette, el último lugar donde fue vista antes de su desaparición?
¿Cómo es posible que Amanda de la Rosa haya dormido cuatro días en esa misma cama sin notar nada raro?
¿Cómo es posible que Arlette Farah y su esposo hayan hecho lo propio los dos días siguientes en ella sin percibir olor o bulto alguno al pie del mueble?
¿Cómo es posible que al segundo día de denunciada la desaparición se haya quitado la sábana de cajón para que olfatearan los perros y ni así se hubiera notado el cadáver?
¿Cómo es posible que no se haya movido el cadáver, se haya puesto a la vista y se haya esparcido el olor de la descomposición si las nanas declaran haber tendido la cama del jueves 25 al sábado 27?
¿Cómo es posible que un cadáver no haya sido detectado por ninguna de las aproximadamente 200 personas —policías, peritos, periodistas, familiares, amigos, el procurador— que entraron al departamento de 300 metros cuadrados durante la semana en que Paulette estaba desaparecida?
¿Cómo es posible que el procurador declarara que la mamá, el papá, las dos trabajadoras domésticas tuvieron contradicciones, falsedades y reprobaron la prueba del polígrafo y los exámenes sicológicos, y de eso nada aclare a dos meses de distancia?
¿Cómo es posible que el día que se señaló a la madre de Paulette como la principal sospechosa Alberto Bazbaz haya presentado video, audios y fotografías para documentar las inconsistencias en las versiones y el día que cerró el caso no haya presentado ninguna evidencia, sólo un texto, un discurso que ennumera en general 85 peritajes?
De eso, nada. Dice el procurador que nos arreglemos con su textito de 10 minutos 51 segundos.
SACIAMORBOS
¿Serán las fotos personales verídicas? ¿En dado caso, fueron también un “accidente” que terminaran en correos electrónicos de reporteros? Si son, ¿quién se hace responsable por tan flagrante violación a la vida privada? ¿Quién incautó la computadora? ¿Quién la revisó?
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