Escuchaba un tango llamado "La vitrina". Lo cito:
"No me importa el qué dirán,
ni si mañana es mejor,
no soy la bonita flor
perfumada y obediente.
Si debo apretar los dientes
y arremangarme la ropa,
un ancho es el as de copas
y a cualquier carta me apego
y al varón le sigo el juego
poniendo cara de sota.
"No presumo de exquisita,
el lujo me importa un corno,
mujeres que son de adorno
se caen de la vitrina.
Soy morocha y argentina,
ni posmoderna, ni nada,
no sonrío a la carnada
ni acato la voz del amo,
yo no como de la mano
y más si es mano enguantada.
"Me enamoro porque sí
sin preguntarme la causa,
el corazón es la balsa
que siempre va a la deriva.
Cuando me piden que escriba
sobre el juego glamoroso,
la casita o el reposo
y el nido de enamorados
yo contesto que a mi estado
no le conviene un esposo.
"Aguanté los vendavales
del criollo más macanero,
bacanales de soltero
con aires de nuevo rico,
puro jarabe de pico,
entre cuervo y golondrina".
En Twitter escribí eso de "mujeres que son de adorno se caen de la vitrina". Algunas personas hicieron comentarios sobre el sentido de tales palabras. Después, dije que, por fortuna, no hay hombres que sean de adorno. Rápidamente me corrigieron: Sí hay, uno de ellos es Peña Nieto.
Sin duda, Enrique Peña Nieto existe en tanto la vitrina lo exhibe. La más grande vitrina de México, Televisa. Pero se va a caer. O, más probable, lo van a tirar. El novio de La Gaviota (esta, sin duda, paradigma de mujer adorno) no se va a sostener. No tiene con qué. Su copete terminará por hacerle perder el equilibrio.
El PRI, que para su mayor sorpresa y horror se vio absolutamente vencible en las elecciones del 4 de julio, ha entendido que en 2012 perderá si insiste en ir con un muñequito hueco como Peña Nieto.
Ayer supo el PRI que el líder político más importante de México, Andrés Manuel López Obrador, será candidato presidencial de la izquierda en 2012. Frente a AMLO, Peña Nieto no es nada.
Los priistas, entonces, ya piensan en alguien más hecho para el 2012. Como Manlio Fabio Beltrones, un político duro que podría convencer a algunos electores angustiados por el clima de inseguridad; como Fidel Herrera, el veracruzano que le dio al PRI la principal de sus victorias el 4 de julio, o como Beatriz Paredes, a la que prestigia un tanto su perversidad natural.
Ninguno de ellos superará a AMLO, claro que no, pero al menos no se verán en 2012 tan pequeños como el Gavioto, que fuera de la vitrina de Televisa es un adorno barato perfectamente desechable.
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