viernes, 2 de julio de 2010

Monterrey, la gran ciudad---Federico Arreola

No hay ciudad más bella que Monterrey. Lo digo yo que ahí nací, que la conozco perfectamente y que he tenido la oportunidad de viajar y, por lo tanto, de compararla con metrópolis de muchos lugares del mundo.


No hay dolor más grande que ser regiomontano y ver, desde lejos, la catástrofe. Por compromisos de trabajo no he podido viajar a la Sultana del Norte, y sufro. Visitaré mi tierra a la brevedad posible para presenciar en persona lo que, este jueves, he tenido que analizar en internet y que me ha lastimado profundamente: la inundación de todas las calles de mi ciudad, en particular las que más quiero por tantas cosas que he experimentado en ellas durante mis más de 50 años de vida.


Qué tristeza ver la destrucción de las colonias y los cerros de Monterrey; presenciar el espectáculo terrible del Santa Catarina desbordado, darme cuenta de las grandes pérdidas en mucho de lo edificado en años recientes.


Qué desesperación enterarme, desde lejos, de que las lluvias dejaron muerte y caos en la Sultana del Norte y que, otra vez, hicieron que surgiera la demagogia, la enorme, excesiva, insultante demagogia de los gobernantes de mi ciudad que, frívolos e inútiles, todo lo quieren solucionar con apariciones en la televisión.


Por desgracia, lo único que el agua no se llevó fue a la verdadera basura: el gobernador Rodrigo Medina, del PRI, y el alcalde Fernando Larrazábal, del PAN.


Monterrey, como siempre, superará la crisis y terminará fortalecido. No es la primera inundación en la ciudad ni será la última. Todo estará bien, lo sé. No estoy ni preocupado ni intranquilo por el futuro.


Pero no es fácil vivir en mi tierra, donde la naturaleza nunca es generosa. Por eso, porque lucha siempre en desventaja, el regiomontano es tan talentoso y trabajador. Y es que se requiere de mucho más que ganas para hacerla en un lugar siempre golpeado por la falta de agua o por el exceso de lluvia, por el calor extremo o el frío que hiere.


Mi gente ha triunfado siempre y lo seguirá haciendo en las peores condiciones. Ocurrirá de nuevo. En cuanto pase la emergencia, nos entregaremos a la tarea de levantarlo todo otra vez, y otra vez con el mayor entusiasmo. Encontraremos en la reconstrucción una oportunidad de desarrollo, no tengo la menor duda. De hecho, la reconstrucción de Monterrey será el principal motor que moverá a la economía nacional en los próximos años. Conozco a mis paisanos, sé que sacarán el mayor provecho de lo que viene.


Pero, para que el desarrollo vuelva plenamente a mi ciudad hará falta algo más que inversiones: devolver a nuestra política la dignidad perdida. En cuanto la reconstrucción concluya, estaremos obligados todos los que allá vivimos a organizarnos para acabar, rápidamente, con los malos políticos que hoy están en el poder. Porque Medina, del PRI, y Larrazábal, del PAN, no solo son un par de inservibles, sino que representan el mayor obstáculo para la tranquilidad y el progreso. Si alguien lo duda, que revise la historia reciente de Monterrey: una ciudad aterrorizada por criminales que el gobierno no solo no combate, sino que aun protege.


Es la hora de decir "Ya basta"

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