jueves, 6 de mayo de 2010

Realidad verde olivo... mata discurso • ¿Catastrofismo de la DEA…? • De marcos legales y chisguetes


En la guerra, mi estimado, el guerrero prudente no debe menospreciar al enemigo. Emblemático el sentido de resguardo que Felipe Calderón le quiere dar cada vez que toma el micrófono a la labor de nuestras fuerzas armadas en su fallida guerrita contra la “ridícula minoría”. En primer lugar porque si en Los Pinos el gymboree (con minúsculas) y su emocionado jefecito estuvieran convencidos de las tareas civiles encargadas a la institución, hace muchas lunas se les habría dado el marco legal correcto, no chisguetes para salir rápido del mal paso redoblado, que sustentaría y apoyaría la delicada encomienda.

Sobre todo cuando la temeraria aventura bélica, my friend, lleva cerca de 41 meses, dos legislaturas y varios periodos de sesiones en el Congreso, que desde un inicio pudieron ser receptivos a la iniciativa presidencial de lanzarse (al vacío) a su ofensiva que buscaba legitimar una controvertida elección convirtiéndose hoy en el eje del (des)gobierno. Un discurso gubernamental monotemático, desgastado y que contamina cualquier otro plan discursivo de cualquier otra dependencia.

Felipe se ha cansado de deslizarle a la ciudadanía que si no se apoya, otorgando un aval y la chequera en blanco (bueeeeeno, o con un saldo de 0.56%) se está en contra de su precipitada guerrita, lo que es igual a que se está del lado de la “ridícula minoría”. Los extremos en discursos que deberían ser mesurados y prudentes a 41 meses con desastrosos resultados y una escalofriante cifra de cerca de 23,000 muertos con sus daños colaterales.

Sugestivo que Calderón se rasgue las vestiduras frente al micrófono con diversos sectores para aventarle un manto de palabrería a nuestras fuerzas armadas, cuando en los hechos ese divertido apoyo se les regatea, se les condiciona o sencillamente no llega. Pero como los militares son escudo de lealtad, disciplina y acatamiento al orden civil… vengan los usos y los abusos que al fin y al cabo… se irán al nabo no sin antes pasar a la báscula de la historia de los derechos humanos mientras los civiles estarán en otra cosa, mariposa.

Así que es hora (again?) de volver a poner los puntos sobre las simpáticas íes. ¿Listo? Ahí le va, pero corra por su icy drink porque el pinche calor está para alucinarse.

Hoy, el presupuesto con el que cuentan Defensa y Marina (porque de la Fuerza Aérea, ni hablar) es una significativa burla comparado al que tiene Genaro García Luna y sus disfuncionales en la SSPF… curiosamente los encargados de proveer mejores policías, más entrenamiento y mejor capacidad para estar en la calle haciendo las labores que por ley… por ley les corresponde, así que para qué tanta palabrería estando el suelo tan parejo.

Felipe Calderón no cuestiona ni necesita arropar con discursos a la tristemente célebre Policía Federal que tanto presumen en la espotiza nacional y que ha incurrido en excesos y abusos. Hoy, la SSPF tiene un descomunal presupuesto y cuenta con la enigmática simpatía presidencial, aunque con serios problemas de integración con el resto del gabinete, y ni mencionar con los gobernadores que han sufrido descortesías, prepotencias y dosis soberbias de García Luna...

Que pronosticando tiempos catastrofistas se sumó a la perversa incontinencia verbal de los DEArriba que ya escupen su preocupación por no saber si el próximo inquilino de Los Pinos tendrá la misma voluntad para luchar contra la organizada delincuencia.

Chingón.

Y sin querer, pero queriendo mucho, Anthony Placido advierte que estamos en un momento importantísimo (of course moron, ¿¿qué no ves que están haciendo encuestas para saber si Felipe va a la inauguración del Mundial??) tan importantísimo porque estamos llegando a los fines de la etapa del presidente Calderón y no sabemos quien va a estar en la próxima.

¡¡¡¡¡¡Mmmmmta...!!!!!!

¿No importa que falten cerca de 30 meses para que termine el sexenio…?

La jiribilla del mensaje en las formas y el fondo contrastó con la sagacidad de Gómez Mont con su joyita, desde Washington, afirmando que la herencia del (des)gobierno de Felipe Calderón será la consolidación de instituciones de seguridad pública sin vínculos con organizaciones criminales.

Sólo resta decir, my friend, qué muchachos tan… tan… arrojados.

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