Por supuesto que son dos casos muy distintos los de las minas de Chile y México. Para empezar, allá los dieron por vivos; acá los dimos por muertos.
La otra diferencia fundamental es que allá el gobierno se hizo cargo del rescate desde el primer momento. El 5 de agosto quedaron bloqueados y el mismo día el presidente Sebastián Piñera aseguró que su gobierno haría “todo lo humanamente posible” para rescatar a los 33 atrapados a 700 metros de profundidad. Al día siguiente comenzaron a trabajar los socorristas y el propio ministro de Minería fue enviado a Atacama para hacerse cargo. Pasaron largos 17 días de porfía cuando se supo que estaban vivos. Piñera estaba ahí cuando se recibió el histórico mensaje en un papel: “Estamos bien en el refugio los 33”.
Aquí en cambio, al quinto día se suspendieron sospechosamente los tímidos intentos de rescate. Tampoco se envió a algún funcionario experto en minas; aquí fue enviado el secretario del Trabajo con una misión muy clara: ser el vocero y protector de la empresa Minera México, a la que exculpó de inmediato de cualquier responsabilidad. Otra discrepancia básica es que a Vicente Fox jamás ni se le ocurrió ir a Coahuila a solidarizarse con los mineros y sus familias. En suma, la diferencia abismal resumida en una palabra: actitud. Por todo ello, hay numerosas razones para reabrir el caso Pasta de Conchos:
-Es sustancial que cese el dolor de viudas, hijos, padres y hermanos que reclaman el derecho a honrar a sus muertos.
-En estricta justicia es necesario determinar la responsabilidad jurídica de Fox, Larrea, Salazar y quienes impidieron el rescate.
-Hay que considerar las opiniones de expertos que señalan que el rescate no se intentó porque revelaría las pésimas condiciones de seguridad de la mina por ahorros criminales de la empresa.
-La PGR tiene que entregar el expediente —hasta ahora secreto— que le ha sido requerido una y otra vez por la CNDH.
-La señora Fox tiene que explicar en qué influyó que Gilberto Pérez Alonso y Francisco Javier Soni Ocampo fueran al mismo tiempo comisarios de Minera México y consejeros de su fundación Vamos México.
-Minera México tiene que responder por qué en cien años 1,300 mineros han sido rescatados vivos y muertos en esa misma región carbonífera y por qué no se intentó el rescate en Pasta de Conchos.
-El gobierno federal debe explicarnos por qué la OIT revisará este caso en Ginebra el 25 de noviembre y aquí lo damos por concluido.
Finalmente, como país hemos de responder a la pregunta elemental: ¿podremos sobrevivir con esta herida abierta?
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