Quién diseña el discurso del gobierno federal sobre seguridad? Cheque: Luego de seis días de masacres de jóvenes sin un solo detenido; después de que criminales mataran impunemente a 14 o 15 en Tepic, una cifra similar en Tijuana, cinco o seis en Tepito y a otra media docena de obreras inocentes en Ciudad Juárez, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, pidió a la población “no perder la capacidad de indignación”. Ja. “Creo que es una indignación que comparte el gobierno, que compartimos todos los mexicanos”. Pues no, no hay signos de que la gente esté perdiendo la capacidad de indignación. Sólo basta preguntar a los tijuanenses, a los juarenses, a los nayaritas o a los defeños –ahora que ya salpicó en la capital la violencia del narco– qué piensan sobre estos últimos eventos de sangre. Están muy indignados. Lo único que han perdido es la paz y la tranquilidad. Y están indignados no sólo con los criminales: también con el gobierno porque la inseguridad y la impunidad aumentan… junto con la corrupción, según Transparencia Internacional. Cheque la reacción del secretario de Gobernación, Francisco Blake: una “condena enérgica”. Doble ja. ¿Y si olvidan las “condenas”, que corresponden a una organización civil o no gubernamental, y mejor resuelven la brutal crisis de seguridad que vive México? ¿Qué discurso es ese, tan poco comprometido?
Después de su molestia con Marcelo Ebrard y con Enrique Peña Nieto porque no debatieron con él en un foro de España, el secretario de Educación ahora tendrá todo el espacio para discutir sobre la materia que lo atañe (y no nos referimos a las elecciones presidenciales de 2012): la educación. Ayer el Senado convocó a Alonso Lujambio para revisar y debatir la crisis en la educación superior. Muchas universidades están en quiebra técnica; sólo captan a uno de cuatro jóvenes de entre 18 y 22 años de edad y del 94% que termina la licenciatura o sus equivalentes, sólo 6% estudia un posgrado. Materia para discutir hay. Aunque no sea Madrid. Aunque no sea con dos presidenciables.
En 4 de mayo de 2010, la Unidad de Investigación de EL UNIVERSAL encontró que en el barrio de Tepito “ha surgido un nuevo negocio: la renta de motos y armas de fuego, en paquete”. Los clientes principales, alertó, “son jóvenes que usan ambas ‘herramientas’ para asaltar, y a veces para matar. Aunque no es el único lugar donde se pueden conseguir armas, la zona se ha convertido en el arsenal que abastece a cárteles del narcotráfico”. Las autoridades capitalinas han mapeado ya la delincuencia en la zona: puntos de narcomenudeo, incidencias de violencia, etc. La lección que dejan el repunte de violencia y las matanzas en el resto del país es que reconocer el problema y ubicarlo permite atacarlo frontalmente. La oportunidad se abre ante las autoridades del GDF.
Apunte final: Y pues no, no hubo nombramiento de consejeros del Instituto Federal Electoral. Así está el jaloneo.
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