Aspecto de una protesta en ParísFoto Reuters
París casi en calma, salvo el sistema ferroviario y Radio Francia, a pesar de que el pasado viernes el Senado votó en favor –177 contra 153– de alargar en dos años una de las más preciadas conquistas de los trabajadores franceses, para quedar en 62 años el prerretiro y con pensión completa hasta los 67 años.
Pero como las protestas masivas y nacionales de las semanas recientes amenazaban otra de las conquistas de este pueblo: las vacaciones de Todos Santos, que junto con las de Pascua, las de Navidad y las de verano son sagradas, el gobierno del presidente Nicolas Sarkozy anunció desde la mañana de ayer, primer día de Todos Santos, que las gasolinerías de toda la red carretera de Francia estarán llenas de combustible. Mientras que las de las ciudades seguirán aun en su mayoría vacías, gracias al bloqueo que los inconformes con la reforma han hecho y seguirán haciendo alrededor de las 12 refinerías que aun se encuentran en su poder. A saber que apenas fue retomada por la fuerza pública la empresa francesa Total del departamento de Seine et Marne, cercano a París.
Si una encuesta aparecida en el diario derechista Le Figaro arroja la cifra de 56 por ciento de los franceses contra el conflicto y 43 por ciento a favor de continuarlo –uno por ciento es indiferente–, otra encuesta prevé consecuencias en 2012 contra Sarkozy.
Entretanto, los sindicatos de trabajadores se aprestan a seguir levantando sus escudos el 28 de octubre, a sabiendas de que las vacaciones vigentes hasta el 4 de noviembre restarán a su movimiento la presencia del combativo sector de la educación. Por ello se prevé una nueva movilización el 6 de noviembre, cuando ya habrán regresado los estudiantes.
Aunque para entonces puede ser demasiado tarde, ya que el miércoles próximo deberá pronunciarse el Parlamento para que la reforma a la ley del retiro sea o no definitivamente adoptada.
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