Así se ve el Zócalo Capitalino ya de manera constante. Una vez más, parece que aquello de 'el show debe continuar -atarantando al respetable-' es la premisa del gobierno de Marcelo Ebrard en una lamentable réplica de lo que hace todo el sistema en general con toda la sociedad y en específico: con la sociedad mexicana.
Al fondo se aprecia un templete armado... ¿quizá por OCESA?, lugar en donde se llevaba a cabo el concierto; a la mitad se aprecia la camioneta que no podía faltar de televisa junto a una enorme calavera que anuncia... pues ya me da temor pensar que hasta se pueda volver a retomar el evento anual de montar ofrendas en todo el Zócalo, pero ahora comercializado por marcas patrocinadoras (cosa que antes no se veía y menos en un evento cultural de esta naturaleza); y en primer plano, hablando de marcas aptrocinadoras: el anuncio de la cerillera 'La Imperial' (y también había uno de una empresa de créditos).
Tardé en averigüar que el evento no era más que un concierto de música grupera de cierta estación de radio que transmite ese tipo de ritmos.
¿Por qué me resulta molesto todo esto? Bueno, vamos aclarando: no me molesta el entretenimiento, ni la diversión, ni el esparcimiento, mucho menos me molesta que la gente lo haga: todos tenemos derecho a darnos nuestro espacio de asueto y cada quien sus gustos muy personales para ello, pero lo que sí me enoja es ver esto montado en el Zócalo (y recalco: ya es tiro por viaje) mientras un campamento de indígenas Triquis que está aquí porque necesita apoyo dada la represión y agresiones traducidas en asesinatos que están recibiendo en su comunidad está relegado a un costado de Catedral, apenas visible. Ese enojo se me multiplica al punto del encabronamiento cuando me entero que a dicho campamento ha ido a preguntarle personal de las oficinas del mismo gobierno del DF que para cuando se quitan porque ellos se ven muy feos ahí, amén de otro tipo de acoso psicológico que está recibiendo: policías que se paran muy cerca a observarlos y el hecho de que les estacionen camiones de granaderos del DF justo en frente.
Lamentable también es que, dada la coyuntura que se vive hoy en día en todo México y las diversas demandas de justicia, mismas que se manifiestan en este tipo de campamentos, siga siendo el espectáculo el medio de distracción por excelencia que utilice el sistema en general para mantener adormilada la conciencia social que tanto se necesita.
Y no, ni piensen que los de televisa iban a asomarse ni por curiosidad al campamento Triqui, no estaban ahí para eso.
Bienvenidos a México.LA
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