Silvia Cherem, una mujer que en 2005 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Crónica, ha publicado recientemente un libro sobre el columnista de Reforma, Miguel Ángel Granados Chapa. Esta obra se titula "Por la izquierda. Medio siglo de historias en el periodismo mexicano contadas por Granados Chapa". El prólogo es de Carmen Aristegui y está ilustrado con decenas de fotografías de ese periodista.
Llegó a mis manos el libro de Cherem porque una amiga de la autora me pidió entregarlo a Andrés Manuel López Obrador. En cuanto vea al peje le entregaré el ejemplar que en este momento tengo en mis manos. Supongo que Andrés Manuel lo disfrutará no sólo por lo bien escrito que está y por lo interesante de su contenido (siempre es apasionante leer biografías de hombres destacados y Granados Chapa lo es). Hay otra razón por la que a López Obrador le gustará la obra de Silvia Cherem: el capítulo que empieza en la página 153 llamado "La admiración a AMLO".
No estoy diciendo que López Obrador sea un vanidoso vulgar al que le fascine que lo elogien. Simplemente, y más allá de los defectos que AMLO tiene, creo que la ser uno de los políticos más calumniados de México le hará un bien, a él y a su familia, saber lo que el columnista más importante de México afirma sobre su persona en el libro en el que éste comunicador cuenta su propia historia.
Dice Granados Chapa de López Obrador en el libro de la señora Cherem:
"A Andrés Manuel ya lo vimos en el poder, no es un político agazapado que se transforma por el puesto. No es un soldado, sino un liberal juarista. Tuvo enorme poder gobernando la Ciudad de México, la más grande del país, la más dinámica, la más polarizada, y su balance fue bueno: puso en el centro a los más desposeídos, algo que deberían hacer los políticos en México, pero, además, incitó la reactivación económica. Es un gobernante centrado, propiciador de la economía privada. Ya dio prueba de quién es."
He tratado poco a Granados Chapa. Lo leo como mucha gente, sé que hace muchos años salió de Excélsior con otros periodistas. Entre estos estaba, por mencionar los nombres que se me vienen a la cabeza, Julio Scherer y Carlos Marín. ¿Marín? Si, el de Milenio y Televisa. Carlos, que vivió momentos de gloria en el periodismo como aquella batalla de 1976 en Excélsior, no tuvo la fuerza para resistir el paso del tiempo sin abandonar las posiciones periodísticas independientes, críticas, libres, dignas. Como Marín, muchos otros periodistas que han tenido arranques brillantes han terminado por corromperse, ya por dinero, ya fascinados por la seducción del poder. Pienso en Ciro Gómez Leyva, en Denise Maerker...
Granados Chapa, como Scherer, como Carmen Lira son periodistas que con el idealismo y las ganas con las que empezaron están terminando sus trayectorias profesionales. Merecen cualquier homenaje que se les haga, como el libro de la señora Cherem sobre la vida del columnista principal de Reforma.
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