Muchos años atrás Carlos Slim dijo que Emilio Azcárraga Milmo (El Tigre) era el mejor empresario de México. En esos tiempos Slim todavía no era lo que es hoy. Hubo una relación especial entre ambos tycoons. Dicen los que conocen las intimidades de sus familias, que Slim fue una de las tres personas a quienes llamó Azcárraga por teléfono para encargarles a su heredero, Emilio III, cuando esperaba su último momento en su yate, vencido por el cáncer. Slim le tendió la mano al joven Azcárraga en su azaroso comienzo al frente de Televisa, cuando la amarga disputa por la herencia. Se la tendió a su estilo, como lo hizo con The New York Times: cobrando una tasa de interés alta. Nunca sabremos si ocultaba la esperanza de que Emilio III naufragara y pudiera adueñarse del control de la nave. Pintaba como una relación que duraría mucho tiempo, no obstante su complejidad, porque Slim por un lado financiaba a Televisa y por otro sus empresas eran sus principales anunciantes del sector privado. Sin embargo, Emilio III comenzó a ver con codicia el prodigioso negocio de telecomunicaciones de Slim y a Slim se le abrió el apetito por la televisión. Y ahí fueron desencadenándose una serie de conflictos, incluso judiciales. El fin de semana Televisa anunció a sus accionistas que el Grupo Carso canceló su publicidad. Supuestamente el motivo fue que la televisora subió las tarifas y su anunciante se negó a aceptar el aumento. El jaloneo se ha dado siempre, pero le encontraban alguna salida. Esta vez no hubo disposición, su relación está contaminada.
Los monopolios
En nuestros días resulta hasta incómodo para algunos recordar a la Constitución, pero ahí sigue, y prohíbe la existencia de monopolios. Hace mucho tiempo el gobierno mexicano se desentendió de su obligación de desarticularlos. Han cobrado tanto poder político y económico que los funcionarios públicos se someten a sus intereses en vez de proteger y defender el interés general. Existe una Comisión Federal de Competencia, con una costosa e inútil burocracia. Su justificación es que la ley no la ha dotado de dientes suficientemente filosos. Es la coartada perfecta. Con las facultades que tiene podría hacer más de lo que actualmente hace. Recientemente fracasó una reforma impulsada por el senador Manlio Fabio Beltrones para crear una nueva ley antimonopolios. Pretendía que pasara por la aduana del Senado la aprobación de los miembros de la comisión, la facultad de designarlos recae hoy exclusivamente en el Presidente de la República. Pronto se vio el interés que ocultaba la iniciativa: el senador sonorense quería extender su influencia política a la comisión, hacer favores o desfavores, como hoy los hacen el presidente Calderón y el titular de la comisión, Eduardo Pérez Motta. Al parecer no tenía interés en combatir a los monopolios, sino en que lo tomaran en cuenta como otro obsequioso servidor.
¿Qué sigue?
El conflicto está claramente definido: Azcárraga quiere avanzar en telefonía e Internet y Slim desea hacer lo mismo en la televisión. ¿Y le conviene a los consumidores que alcancen sus ambiciones? Los mismos consumidores piensan que no. Lo que les convendría es que el gobierno cumpla la Constitución y desarticule los monopolios en todos los campos. Los beneficiaría que hubieran numerosas empresas telefónicas, proveedores de Internet y televisoras, y que bajaran los precios como resultado de la competencia. También sería provechoso que los funcionarios que tienen a su cargo arbitrar el conflicto Telmex-Televisa actuaran con escrúpulos y apego a la Constitución. Sé que es un sueño.
Don José Iturriaga
Uno de los personajes señeros del siglo XX mexicano falleció este fin de semana. Recibirá un homenaje hoy a las 11 de la mañana en el Palacio de Bellas Artes. El Gobierno del Distrito Federal le tributará otro en San Ildefonso a las 13 horas. Por la tarde recibirá el último adiós en el Panteón Jardín. Nuestro pésame a la familia de don José. En especial un abrazo muy sentido para ti, querida Yuriria.
@Vox Populi
Asunto: misterioso denunciador
El sábado 12 de febrero a las seis de la tarde partió de la terminal de Querétaro el autobús de la línea Primera Plus, con destino al aeropuerto del Distrito Federal. Todo transcurría normalmente hasta que, de improviso, a la entrada a la ciudad de México, varios individuos que viajaban como pasajeros desenfundaron sus armas y amedrentaron a los verdaderos viajantes para despojarlos del dinero y demás pertenencias. Al arribar al aeropuerto ninguno de los asaltados quiso interponer una denuncia ante el Ministerio Público por temor a que fueran cómplices de los asaltantes. Hubo quien solicitó la ayuda de los empleados de Primera Plus y les dijeron que antes deberían presentar denuncia ante el MP. Luego desaparecieron. Nunca me he ocultado para plantear mis reclamos, pero en esta ocasión te solicitaría, acobardado también, que mi nombre fuera suprimido. Finalmente, no quisiera terminar sin antes conminar al señor Calderón a que si no puede, renuncie.
El misterioso denunciador
León/Guanajuato
R: Menos de una semana después de que fuiste asaltado, cinco personas murieron y cuatro resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, en un atraco a otro autobús que circulaba por la carretera México-Puebla, a unos 100 metros de la caseta de Chalco. Estimado misterioso denunciador: si eres creyente dale gracias a Dios, porque tú y los demás pasajeros salieron ilesos. Ya lo dijo el filósofo de Zacualpan de Amilpas: más vale un gorrión vivo que un león muerto.
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