Lo bueno: Los deportistas mexicanos equilibraron la mala imagen del país en el exterior e inyectaron ánimo en la opinión pública nacional. Desde Javier Hernández, El Chicharito, hasta los panamericanistas mexicanos que por primera vez dieron a México 133 medallas, entre oro (42), plata (41) y bronce (50), colocando al país en cuarto lugar entre 42 naciones.
En medio de la turbulencia financiera de Europa y Estados Unidos por las deudas soberanas y los elevados déficits fiscales, la estabilidad mexicana fue encomiada por el FMI y el BM. Sin embargo, la OCDE y el Foro Económico Mundial de Davos se encargarían de recordar el gran pendiente del modelo económico dominante: la desigualdad, la pobreza y la pérdida de competitividad. En otras palabras, tenemos una economía esbelta, pero un cuerpo social anoréxico.
Si usted es de los mexicanos que se dedican a alguno de los siguientes empleos (piloto aviador o naval, relaciones públicas, ingeniero en minas y metalurgia, ingeniero en aeronáutica, geofísica y geología, medicina física y fisioterapia, ciencias de la salud, diseño textil, ingeniería eléctrica y economía o finanzas), el 2011 debió haber sido bueno, ya que fueron los 10 empleos mejor pagados en el mercado laboral profesional mexicano, con ingresos promedio de 13 mil 260 pesos a 19 mil 689 pesos mensuales.
Para los simpatizantes de la izquierda, lo bueno del presente año es que se alcanzó un acuerdo tripartita (PRD, PT, Movimiento Ciudadano) en torno a la candidatura presidencial y a los principales cargos de elección federal y local que se renovarán el próximo año. Este acuerdo le permitirá a AMLO y a las izquierdas convertirse en una opción viable y atractiva en 2012.
Lo malo: Violencia y desempleo son nuevamente las notas malas de este año. Llegar a 64 mil muertos y más de 10 mil desaparecidos en la guerra contra el crimen organizado es un récord rojo mundial. La cifra rebasa las bajas norteamericanas en Vietnam, Irak y Afganistán; equivale a dos veces los muertos en la Guerra Cristera. Ninguno de los cuatro objetivos anunciados hace cinco años como justificantes de la lucha contra el crimen se ha alcanzado (recuperar territorios, disminuir las ejecuciones, contener las adicciones y restaurar el tejido social). No obstante ello, el gobierno se enfila a hacer de la próxima elección presidencial un gran referendo nacional con el tema de la seguridad. “¿Continuamos esta lucha o cambiamos de rumbo? Si quieres que continuemos, danos tu confianza otros seis años… Vota por el PAN”.
Después de la inseguridad, el segundo tema de preocupación ciudadana es el empleo, en una doble vertiente: se batalla para conseguir una chamba y las que existen están mal pagadas. Si bien se han generado empleos en los últimos dos años, la cifra está muy lejos de los 950 mil por año que había ofrecido la “presidencia del empleo” en la campaña de 2006. Y dos terceras partes de las nuevas plazas ofertadas son de los llamados “empleos McDonald”, es decir, menos de 7 mil pesos al mes y sin prestaciones sociales. En este contexto, las 10 profesiones peor pagadas en 2011 fueron enfermería, turismo, nutrición, historiador, diseñador gráfico, músico, profesor, periodista, actuación y sicología, ya que en ninguna de ellas rebasó los 7 mil pesos al mes, según la American Chamber of Commerce México.
Lo feo: La muerte accidental del secretario de gobernación, Francisco Blake Mora, y siete personas más a bordo de un helicóptero puma del Estado Mayor Presidencial. Perder a tres secretarios de Estado en accidentes aéreos, en un lapso de seis años (Ramón Martín Huerta, 2005; Juan Camilo Mouriño, 2008, y Blake Mora, 2011), dos de ellos secretarios de Gobernación de un mismo presidente, no es un tema de buena o mala suerte, sino de revisión a fondo del personal y del equipo aéreo del gobierno mexicano. Este récord de siniestros no lo tiene ninguna corporación privada o pública en cualquier parte del mundo. La probabilidad de accidentarse en un aparato aéreo del gobierno mexicano es la más alta del mundo y ésta es una fea distinción.
Como fea es la relación de atracción-rechazo, reconocimiento-recriminación, confianza-abuso, complicidad-traición que mantiene el gobierno de México con Washington en materia de cooperación al combate al crimen organizado después de conocerse la operación Rápido y furioso, mediante la cual el gobierno norteamericano proveía clandestinamente de armas a bandas delincuenciales y lavaba dinero ilícito para rastrear su modus operandi. Lo significativo es que ambas operaciones encubiertas se hicieron con un solo cártel, el de Sinaloa, lo cual podría explicar por qué es una de las bandas dominantes y más activas en el mundo del crimen organizado, tanto en México como en Estados Unidos. La tolerancia del gobierno mexicano a este tipo de operaciones intrusivas es algo feo de nuestra política exterior.
Twitter: @ricardomonreala
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