miércoles, 28 de diciembre de 2011

Piso parejo para AMLO y Peña Nieto ante el fascismo de Calderón-- JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO

Dedico esta columna a mis paisanos periodistas Fidel Ramírez y Miguel Zacarías que han logrado con su trabajo que la sociedad de Guanajuato tenga una visión objetiva de su realidad.

José Luis Camacho Acevedo.

Los elementos esenciales de las campañas políticas, que son la organización de la demanda social, la propuesta para lograrlo y el tipo de compromiso que se asume ante los públicos electorales de los contendientes en ellas, los está saboteando Felipe Calderón con una estrategia de claros perfiles fascistas al eliminar temporalmente de esa posibilidad a Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

Los precandidatos a la presidencia de su partido, porque a nadie le queda la menos duda de que el dueño del PAN es Felipe Calderón, han sido beneficiados por una laguna legal (una más gallero) que les permite utilizar los poderosos medios de comunicación como son los spots en la televisión y la radio, en ese orden de importancia, y en cambio a los precanditados únicos, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador se les prohíbe.

Ciertamente el presidente Calderón no es el responsable de las lagunas legales que existen en los ordenamientos del IFE y del TRIFE. Pero son elementos que utiliza con gran habilidad para tratar de reposicionar a su flaca caballada por medio del mensaje televisivo que puede presentar al más lego en política y que tenga la carrera más improvisada en el servicio público (léase Ernesto Cordero por ejemplo) como si fuera un Lula mexicano capaz de llevar al país a uno de los primeros lugares entre las economías del mundo o un Martín Luther King preocupado por las causas de los marginados y decidido a luchar hasta la muerte por ellos.

Enrique Peña Nieto puede presentar igualmente propuestas y hacer compromisos de naturaleza económica y social. El mexiquense es un político con una gran capacidad para conformar equipos de trabajo en el sector público. Equipos que combinan experiencia con innovación; que dan oportunidad a los nuevos son desperdiciar nada de lo mucho que aporta siempre la experiencia.

Peña recibe diagnósticos económicos de mexicanos altamente calificados en la materia como son Ernesto Zedillo o Pedro Aspe. Por supuesto que con su equipo asesor en la materia los estudia y los convierte en propuesta para este país cansado de la pobreza y de la corrupción.

Lo mismo tiene asesores externos y en su equipo de precampaña en materia social, laboral, de salud que le pueden ir perfilando las políticas públicas que podrá implementar desde la presidencia si gana las elecciones de julio de 2012.

Peña está decido a no llegar al poder para iniciar su trabajo. Desde ahora promueve inversión (la pieza clave del crecimiento ampliamente explicada en la tesis doctoral de Fausto Alzati) en los círculos financieros más poderosos del mundo. Lo hace mientras Cordero o Creel se dedican a nadar de a muertito (Calderón dixit) en spots telenovelescos que parecen historias de corazón, presentándose como los buenos de la película para salvar a los millones de pobres que ellos mismos han creado en México con sus equivocadas e improvisadas formas de gobernar.

Andrés Manuel López Obrador sí está cerca de la gente que Cordero, Creel o Josefina ni siquiera conocen. Yo no los he visto jamás, como sí me consta haber sido testigo de reuniones del tabasqueño en las regiones más olvidadas de Oaxaca, donde se reúnen miles de mexicanos con credencial de elector en mano, que no tienen, por supuesto, internet o televisión, ofreciéndole su apoyo y pidiéndole que los ayude a superar su condición de marginalismo extremo.

Lo que no calcula Felipe Calderón es que el voto de castigo a su gobierno representará casi el 40% de los sufragios que los mexicanos emitan en julio próximo, muy difícilmente lo podrán revertir los melodramáticos spots de Cordero o las críticas de Creel a Peña Nieto en materia cultural (Por cierto, yo no conozco ninguna manifestación de Creel en materia de cultura que le otorgue jerarquía intelectual alguna y de eso me ocuparé de demostrar en una columna próxima) ni siquiera su propaganda que insiste en que va ganado la guerra al crimen organizado. (Otra vez la tesis fascista de que una mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad en la mente de sus receptores)

Piso parejo porque ello es elemento imprescindible en toda democracia.

Ni Peña Nieto ni López Obrador pierden adhesiones por esa inequidad que aprovecha la derecha en el poder para tratar de que la gente olvide su desastroso gobierno.

Solo faltan seis meses para las elecciones presidenciales. Y los precandidatos únicos no deben perder ni tiempo ni dejar pasar las perversidades que a cada rato les vendrá haciendo el gobierno fascista de Felipe Calderón.

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