Siguen saliendo nombres de narcotraficantes beneficiados con subsidios agrícolas. Desde ayer EL UNIVERSAL ha informado que uno de los principales operadores del grupo criminal La Familia, de Michoacán, recibió hasta 2009 recursos oficiales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, como si se tratara de un campesino más, en situación de necesidad crediticia.
Ya en julio de 2009, en estas páginas, se dio a conocer que poderosos capos del narcotráfico, y algunos de sus familiares, integraron el padrón de beneficiarios agrícolas del Procampo. En aquel entonces se prometió depurar los listados y detectar delincuentes. No pasó gran cosa y ahora se repite un caso similar. Un año después, se reitera la disposición de la Sagarpa a colaborar en las investigaciones y otra vez se promete la depuración del padrón.
Cómo creer en la Sagarpa. Cómo hacerlo si siguen apareciendo narcotraficantes en sus listas, si año tras año se habla de modernización de procedimientos y de mayor apertura y transparencia en el organismo Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA), que se ha resistido a trabajar con métodos modernos —satelitales, por ejemplo— y continúa usando técnicas obsoletas, como enviar físicamente a inspectores a constatar la existencia de predios y propietarios, como si ésta no fuera, de suyo, una misión sin fin.
Con esta lentitud y obsolescencia sólo se facilita que criminales medren con recursos públicos, laven dinero y creen empresas agrícolas de fachada, para las que ni siquiera necesitan usar prestanombres porque la autoridad es tan laxa en sus estándares, que les permite actuar con total impunidad. También esa misma ineficiencia pudiera ser aprovechada para amparar corruptelas y desvíos.
Eso, por no mencionar los obstáculos que genera a los genuinos necesitados de apoyo el no poder acceder a créditos o sufrir una larga serie de trámites y burocracias que complican la ya de por sí delicada actividad agrícola.
Urge depurar, no sólo los padrones, sino los procedimientos de trabajo en Sagarpa. Ya hay formas modernas de hacer su trabajo y recursos no le han faltado para cumplir su labor. Es inadmisible seguir tratando al campo con tanta displicencia y desapego. Mientras no se meta a fondo la mano a sanear la dependencia, ese río revuelto será ganancia para pescadores de cualquier talante.
Por su parte, las autoridades de procuración de justicia se siguen tardando en el “peinado” de los listados y padrones oficiales, donde siguen apareciendo presuntos delincuentes, como también acaba de pasar en el magisterio michoacano. Se ha presumido mucho la Plataforma México; urge usarla.
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