jueves, 27 de enero de 2011

Guerrero: gana la izquierda, el PRI se estanca, el PAN se hunde-- Natalia Colmenares

No estoy a favor de las alianzas de la izquierda con el PAN. Punto. Ahora bien, lo que ha habido en Guerrero no es una alianza del panismo con la Coalición Guerrero nos Une, integrada por el PRD, el PT y Convergencia, sino la simple renuncia del candidato panista a gobernador, Marcos Efrén Parra Gómez, quien ante su pésimo rendimiento electoral (empezó con alrededor de diez puntos en las encuestas y ya tiene menos de cinco) decidió pedir el voto a favor del puntero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, de Guerrero Nos Une.


El PAN ha probado, en Guerrero, que en los tiempos de Felipe Calderón (el mal gobierno tiene costos) dejó de ser una opción política potente.


En cualquier caso, lo anterior prácticamente garantiza el triunfo de Ángel Aguirre y la derrota del priista Manuel Añorve Baños, quien hace dos años ganó la presidencia municipal de Acapulco. Añorve realizó tan mal trabajo como alcalde de ese destino turístico, que se ha visto reflejado en el actual proceso electoral por la gubernatura de Guerrero: en ningún momento, en ninguna encuesta, ha superado a Aguirre. La culpa es de Añorve y de nadie más. Su trabajo al frente de la administración acapulqueña lo ha condenado al fracaso.


A Manuel Añorve no lo ha beneficiado ni el exceso de guerra sucia contra Ángel Aguirre, basada en el vulgar espionaje. Uno de los productos de esta nefasta táctica fue una conversación grabada y muy difundida, sobre todo por Televisa, que Aguirre sostuvo con la senadora perredista Claudia Corichi.


La grabación más que perjudicar a Aguirre prueba que siempre son detestables los hijos de papi que no avanzan en la vida por sus méritos, sino por el apoyo y el capricho de sus progenitores. En este caso, se trata más bien de una hija de mami: la mamá de Corichi es una de las "dueñas" del PRD, Amalia García, ex gobernadora de Zacatecas que enfrenta cargos de corrupción. Claudia Corichi, queda claro en la charla grabada, está vendiéndole favores electorales a Aguirre, quien por elemental cortesía y por su posición de candidato que le obliga a seguirle la corriente a todo el mundo, la atendió.


Aunque el PRD, aliado con el PT y Convergencia, gane Guerrero (una victoria más bien relativa porque Ángel Aguirre no es perredista: viene del PRI), ha quedado claro una vez más, gracias a la conducta de Corichi, que el principal partido de izquierda en México pasa por un momento de seria crisis, que se agravará sobre todo en el Estado de México donde los izquierdistas con más principios, esto es, los que participan en el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, ya tienen candidato en la persona de Alejandro Encinas, un hombre de convicciones que nada tiene que ver con la dirigencia perredista en la que participan demasiadas Corichis y, peor aún, demasiados políticos todavía peores, como los chuchos, es decir, Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo, Fernando Belaunzarán, Graco Ramírez, todos estos personajes más interesados en defender intereses que ideales.


¿Habrá alianza en el Estado de México? Desde luego que no. Encinas ya es candidato del movimiento encabezado por López Obrador y este no acepta unirse al PAN. ¿Y si el candidato del PAN, partido que va en tercer lugar en las encuestas y que cada día pierde popularidad en el Edomex, declina en algún momento a favor de Encinas? Pues que lo haga.


¿Declinará a favor del PAN el candidato a gobernador del PRD y el PT en Baja California Sur? A la izquierda verdadera le da exactamente lo mismo, ya que Luis Armando Díaz, que representa al perredismo y al petismo en esa entidad, es todo menos un hombre de principios. De ahí que vaya perdiendo contra el "panista" (hace unos meses era perredista) Marcos Covarrubias.


Sea lo que fuere, lo mejor que ha hemos visto en Guerrero es la evidencia de que un buen candidato sin necesidad de aliarse con el PAN puede, con buen trabajo electoral, vencer a Televisa y al PRI. El próximo año, en las presidenciales, veremos derrumbarse el mito de que Enrique Peña Nieto, por su pacto con la principal televisora de México, es invencible. Andrés Manuel López Obrador, con o sin el PRD, lo hará posible

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