Al pueblo empobrecido poco le importan los "misteriosos desaparecedores" de políticos corruptos y traidores a la patria, a los que terminan concediéndoles la libertad para que sigan haciendo de las suyas. Lo que al pueblo le importa es que se aplique la ley a los desaparecedores del futuro de México, esos que han desaparecido las oportunidades de salud, de trabajo y de educación para millones de mexicanos.
Esos desaparecedores no merecen ni siquiera el calificativo de misteriosos porque sus fechorías salen a la luz una vez que las han cometido, y siguen tan campantes.
Los desaparecedores de niños, jóvenes y civiles inocentes, gozan de total impunidad y, no sólo eso, conservan cargos, sueldos y prerrogativas violando la ley.
Esos desaparecedores de lo que nunca les perteneció son los que al pueblo le importan. Conocemos sus nombres, sus mañas y su manera de actuar para pretender que nada cambie y todo siga igual.
La varita, no tan mágica porque la magia es otra cosa, con la que han desaparecido el dinero del erario para enriquecerse ilícitamente, tiene un nombre y un apellido: CORRUPCIÓN IMPUNIDAD.
Nada de misteriosos tienen los rateros y asesinos confesos que desde el poder oprimen al pueblo y entregan al mejor postor las riquezas de la patria.
¿Qué ha sido de nuestros campos en manos de estos desaparecedores?
¿Qué ha sido de nuestras industrias nacionales, convertidas en negocios de unos cuantos, con las que se han hecho inmensamente ricos?
¿Qué ha sido de nuestra cultura, de nuestras costumbres, de nuestros valores y de nuestro arte?
Más que desaparecedores son destrozadores, y siguen tan campantes.
Ya va el enano presidente a Davos con su perorata dictada por otros.
Ya van a revivir la iniciativa de cadena perpetua cuando no han sido capaces de aplicar la ley respetando el mandato constitucional, y los presos se les escapan de las cárceles.
Lo que ni unos ni otros desaparecedores podrán destruir es la esperanza de un pueblo que camina siguiendo la luz de los hombres y las mujeres que, a pesar de los pesares, mantienen a salvo los pedazos de patria que nos quedan.
¡Es un honor luchar con Obrador!
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