En una tercera carta dirigida a la señora Hillary Clinton - la primera fue el 25 de marzo de 2009 y la segunda el 23 de marzo de 2010, con motivo de las visitas que realizó a nuestro país la secretaria de estado del vecino país -, Andrés Manuel López Obrador insiste en que la relación bilateral entre Estados Unidos y México debe tener como base la COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO, y no exclusivamente las medidas coercitivas para intentar reducir los niveles de inseguridad y de violencia, que son la consecuencia y no la causa principal de estos problemas.
Con una visión de estadista, López Obrador ha señalado desde hace mucho tiempo que la política económica aplicada en México, respaldada por los Estados Unidos, es la principal causa del clima de violencia por el que atravesamos, ya que el crecimiento de la pobreza del pueblo y la falta de oportunidades de estudio para millones de jóvenes propició la descomposición social que orilló a la gente a conseguir el sustento sumándose a las filas de la delincuencia, mientras una minoría rapaz se enriquece y sostiene privilegios a costa del sufrimiento del pueblo y del desmantelamiento del país. Y no sólo eso, sino que la falta de una reforma migratoria, prometida en campaña por Obama, ocasionó el año pasado la deportación de 392 MIL mexicanos que regresan a la patria de la que huyeron en busca de un empleo, sin el menor reconocimiento a su valiosa ayuda al fortalecimiento de la economía norteamericana.
Andrés Manuel López Obrador señaló en su misiva a la señora Clinton que somos MILLONES los mexicanos que nos oponemos a que México deje de ser un país independiente, libre y soberano, para convertirse de nuevo en una colonia o en un protectorado del extranjero. Esto en virtud de que la "ayuda" que ofrecen al actual régimen de corrupción se reduce a aspectos de seguridad nacional, entrenamiento de nuestros marinos y militares con el fin de intervenir cada vez más en labores de inteligencia; redadas de migrantes y construcción de muros en la frontera, medidas que lejos de reducir la violencia apuntalan al régimen autoritario que viola los derechos humanos y niega la posibilidad de construir una auténtica democracia.
Los analistas serios también reconocen que Estados Unidos avanza en su ambición intervencionista, no sólo en México sino en muchos otros países para vulnerar su soberanía, porque, si realmente les preocupara la inseguridad y la violencia, empezarían por combatir en su propio territorio el elevado consumo de estupefacientes "ilegales" y evitar que estos ingresen y se distribuyan sin dificultad. Para todos es conocido que Estados Unidos es el principal mercado de drogas en el mundo.
Vámonos entendiendo, la inseguridad y la violencia en México son el pretexto ideal para mantener una guerra que desestabilice al país, en cuyos costales caben ni más ni menos los muertos y desaparecidos que integran los grupos de resistencia, de defensa de los derechos humanos, de defensa de la tierra y el petróleo, así como los periodistas profesionales que develan la corrupción, la impunidad y la complicidad entre los famosos cárteles de la droga y los funcionarios y beneficiarios del gobierno usurpador.
Somos MILLONES los que sabemos el riesgo que corremos si no logramos un verdadero cambio en el país.
Parece que la señora Clinton viene a constatar que a su país no le inetersa, por ningún motivo, un cambio en la vida pública del nuestro
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