lunes, 5 de diciembre de 2011

La FIL le rinde homenaje durante la presentación de La profecía de la memoria... El método Pérez Gay, una forma singular de adentrarse en la vida

Una fórmula marcada por varios amores: a los libros, a la memoria, a la cultura, a la historia, dice Woldenberg
La suya fue una pequeña gran batalla al apoyar a AMLO: Poniatowska

Elena Poniatowska y Héctor Aguilar Camín aplauden de pie a José María Pérez Gay durante la presentación en la FILFoto Arturo Campos
Arturo Jiménez
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2011, p. 8
Guadalajara, Jal., 4 de diciembre. Estaba anunciada como la presentación de su libro La profecía de la memoria, ensayos alemanes (Ediciones Cal y Arena) y fue eso, pero también un encuentro de amistades y celebraciones en torno a José María Pérez Gay, escritor, traductor, germanista y diplomático.

La noche del sábado, la escritora Elena Poniatowska destacó cómo Pérez Gay se acercó a partir de 2004 al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador y expresó su sorpresa de que un hombre de letras como él se la jugara por una causa, que le revelaría otra área de su ser.

Junto con los demás, agregó Poniatowska, Pérez Gay (1944), narrador y ensayista, resistió y aguantó la burla y la denostación por parte de quienes se oponían a López Obrador.

“A partir de 2004, apoyar a López Obrador era perder amigos, enfrentar críticas, rechazos y comentarios despectivos. Nunca pensé que Pérez Gay tuviera esa capacidad de compromiso. Era un hombre demasiado metido en sus libros.

Pérez Gay tuvo la firmeza de seguir adelante a pesar de las múltiples situaciones desfavorables. Se mantuvo amarrado al mástil y atravesó los círculos en que no sólo lo cuestionaban, sino lo denostaban. La suya fue una pequeña gran batalla.

Y dijo al público: Aquí, frente a ustedes, tienen a un hombre de letras, un filósofo, un escritor y un gran conocedor de las letras alemanas, pero también a un amigo fiel que lima asperezas, rivalidades y diferencias.

Poniatowska recordó que en la casa del homenajeado y de su esposa Lilia se hacían reuniones para planear la defensa social del petróleo mexicano o para desentrañar que la guerra contra el narcotráfico era una manera del gobierno de legitimarse.

La escritora se refirió a diversas etapas y perspectivas de la vida y obra de Pérez Gay, como su estancia de varios años en Alemania o su mirada que observa cómo el país ha caído en la cultura de la muerte, pero que sigue con la causa de sacar adelante al México que a todos nos duele.

En la ceremonia, iniciada y concluida con largos aplausos de pie, estuvieron además José Woldenberg, Héctor Aguilar Camín y, como moderador, su hermano Rafael. Y, entre el público, en primera fila, el filósofo alemán Rüdiger Safranski, su amigo; el presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Raúl Padilla, y la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar.

Fue la funcionaria quien, antes de iniciar la mesa, le entregó por parte de la FIL y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes un diploma al homenajeado por dedicar su vida al engrandecimiento de la lengua española y por su labor en favor de la cultura alemana en México.

José Woldenberg comentó que “hay algo en el libro La profecía de la memoria, ensayos alemanes, que quizá es lo que más me atrae: lo que a falta de un mejor nombre llamaría el método Pérez Gay, una fórmula singular de adentrarse en las vidas y obras de diferentes autores, recreando sus respectivos contextos, sus biografías, sus relaciones, sus sueños y delirios.

Se trata de una fórmula marcada por varios amores: a los libros, a la memoria, a la cultura, a la historia, a la deliberación pública e, incluso, privada. De tal suerte que los materiales pueden ser reciclados, los testimonios recolocados, los ensayos y novelas vueltos a leer, pero en una atmósfera concebida, creada, por José María Pérez Gay.

Primero, la zambullida

Luego, Woldenberg desarrolló una disertación sobre lo antes dicho, y mencionó como el primero de varios pasos de ese método a lo que llamó la zambullida.

Rafael Pérez Gay también leyó un texto, en el que evocó a su hermano mayor en los años 70, trabajando en un departamento familiar, que convertía en una zona de desastre con libros abiertos, un diccionario de alemán, papeles, tazas de café, un cenicero desbordado y, al centro, una máquina de escribir.

Rafael recordó el taller literario que representaba estar cerca de Pepe, la larga amistad de toda una vida con su hermano, sobrepuesta a todas las tempestades, y celebró la aparición de La profecía de la memoria.

Al final, Héctor Aguilar Camín dijo que este cuarto libro de ensayos de José María Pérez Gay es una fina caminata por la fundación, la política, la cultura y la vida intelectual de la tardía nación alemana, que empieza en el siglo XIX y termina a principios del siglo XXI.

Si este libro fuese una ciudad, estaría llena de puentes súbitos, de plazas diáfanas y de rincones secretos, dijo Aguilar Camín, y agregó: Su atmósfera sería de una misteriosa claridad contra el crepúsculo de un incendio. Pocos libros suyos he disfrutado como éste, en pocos he podido adivinarlo tan de cuerpo entero, en toda la extensión de su cabeza.

Consideró que el sentido original de la palabra ensayo le va bien a las búsquedas filosóficas, históricas y literarias de José María Pérez Gay. Es el escritor natural del fragmento y de las citas, de los acercamientos y las iluminaciones, un escritor de la modernidad. No narra, urde. No explica, pone juntas cosas que significan. Va y viene, se acerca, se retira, regresa. Procede por aproximaciones, asedios y conexiones inesperadas.

Aguilar Camín dijo que Pérez Gay es para él un amigo de la vida, un autor favorito y una novela, que no he tenido que escribir porque la he tenido a mano. Y concluyó en tono familiar:

“Gracias, Pepe; gracias, Chema; gracias, José María Pérez Gay, por tus libros, por tu vida, por los libros y la vida que has puesto en nosotros, que has puesto en mi.”

No hay comentarios: