Ha sido tal vez la mayor crisis política que ha enfrentado Enrique Peña Nieto. Todo por culpa de la gente que participa en las redes sociales. ¿Por culpa de la gente? En realidad, no es así. Por culpa del propio Peña Nieto, un hombre incapaz de leer un solo libro.
Crisis que se complicó cuando su hija, una niña de 16 años de edad, Paulina Peña Pretelini, haciendo lo correcto salió a defender a su padre, aunque por el enojo lo hiciera con expresiones ofensivas hacia los ciudadanos. “Prole” y “pendejos” llamó, sin meditarlo mucho, a quienes criticaban al candidato del PRI a la Presidencia de la República.
¿Cuántos puntos le costará el escándalo a Peña Nieto? Algunos expertos en análisis de la opinión pública calculan que alrededor de seis, lo que reducirá su ventaja, que ha sido enorme. Otros analistas, en cambio, recordando a Fox dicen que Peña Nieto saldrá sin lesiones de la actual crisis.
El caso es que el señor del gel la ha pasado mal, muy mal.
Pero, hay que admitirlo, Peña Nieto reaccionó, dadas las circunstancias, adecuadamente: bromeó un poco consigo mismo en Twitter, aceptó sus errores, se disculpó por su hija, comentó que corrigió a la niña y la propia Paulina apareció en público para disculparse.
Un comunicador tan crítico como Julio Hernández, de La Jornada, calificó de “gesto digno de reconocimiento” las disculpas de Peña Nieto y su hija. Pero…
Pero… llegada la hora de Joaquín López Dóriga en Televisa, que ha sido el principal aliado de Televisa, la crisis que parecía si no en vías de superarse, al menos de olvidarse, recuperó fuerza porque la gente se volvió a indignar.
La gente en las redes sociales ha estado muy enojada con Peña Nieto. Primero, por no leer libros. Segundo, por lo que dijo su hija. Y cuando todo empezaba a volver a cierta normalidad porque el padre y la niña, correctamente, habían admitido sus errores y se habían disculpado en público, apareció Televisa a exhibir su infinito poder de manipulación.
Fue más crítico Peña Nieto de sí mismo que Televisa con él.
López Dóriga minimizó tanto la peor crisis política que ha enfrentado Enrique Peña Nieto que, lógicamente, provocó un nuevo enojo de la gente, que no tardó en manifestarlo en las redes sociales Twitter y Facebook.
Es un hecho que Peña Nieto le debe todo lo que es a Televisa. Pero la misma Televisa –si no cambia su actitud ante los retos de los nuevos tiempos, en los que las redes sociales juegan un papel muy relevante– terminará por destruir al esposo de la Gaviota.
Porque la telenovela rosa hace mucho que terminó. Ahora lo que está en juego es el futuro de México. Y los que antes eran espectadores pasivos que todo le aplaudían a la pareja romántica de Enrique Peña Nieto y su Gaviota, se han transformado en actores activos decididos a diseñar su propio destino.
Nadie, ni Televisa, impedirá que la gente participe con libertad en la construcción del México nuevo que tanta falta está haciendo.
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