Mientras todas las miradas y las voces críticas se fijan en la llamada guerra contra el crimen organizado, Felipe Calderón Hinojosa aprovecha la circunstancia y silenciosamente ha metido el acelerador a fondo en lo que a privatización eléctrica se refiere. Todos cuestionan la denominada estrategia, y voltean, no sin razón, al lúgubre saldo (34 mil y pico de muertos) de la goliza que, según el inquilino de Los Pinos, ha propinado al narcotráfico, mientras por abajo del agua privatiza los bienes de la nación sin que nadie lo cuestione, si es que hay registro.
La estrategia privatizadora (esta sí carente de comillas) del sector eléctrico arroja excelentes resultados (una verdadera goliza, pero para los mexicanos) para el capital privado: al cierre de 2010, 48 por ciento de la generación eléctrica en la nación corresponde a consorcios privados, fundamentalmente trasnacionales. Si se suma importación y exportación de energía eléctrica, entonces la citada proporción aumenta a 54 por ciento, de tal suerte que este sector estratégico mayoritariamente ya no pertenece a la nación, todo un logro del calderonato, sin olvidar la decidida participación de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, aunque en el balance los dos inquilinos panistas de Los Pinos se llevan la palma.
El problema es que el asunto no termina allí: “para abrir mayores espacios a la participación del sector privado en la generación de energía eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad tiene programado el ‘retiro’ de 11 mil 93 megavatios de capacidad del servicio público durante los próximos 15 años, según estipula la nueva Prospectiva del Sector Eléctrico 2010-2025, elaborado por la Secretaría de Energía. La posibilidad de construir una planta nuclear se difiere hasta los últimos años del horizonte de planeación. La electricidad que dejará de producir la CFE equivale a una quinta parte de la actual capacidad de generación, que es de 51 mil 575 megavatios; también es comparable a la energía requerida para encender simultáneamente 110 millones de focos de 100 watts, uno por cada habitante del país o el equivalente a la generación hidroeléctrica de todo la República”. (La Jornada, Israel Rodríguez).
De materializarse lo anterior, y sin considerar que la intención del grupo en el poder y sus gerentes que despachan en Los Pinos es avanzar lo más rápido posible en este renglón, en las fechas señaladas por la Secretaría de Energía (año 2025, con ganas de que sea mucho antes) alrededor de 75 por ciento de la generación eléctrica en México correspondería al capital privado, de tal suerte que la empresa del Estado (CFE) quedaría como simple cobrador y velador de los intereses particulares en el sector, mientras la Constitución se utilizaría como simple papel de baño, como de hecho se usa en la actualidad. Como se constata, en este renglón el tal Felipe sí ha sido en extremo cumplidor de sus promesas y compromisos.
Por medio de 634 permisos (82 por ciento de ellos autorizados en los dos gobiernos panistas), la generación de energía eléctrica en el país por parte del capital privado (mayoritariamente trasnacional, y, de éste, español, en una creciente proporción) pasó de cero a mediados de 1994 a 48 por ciento en 2010 (54 por ciento si se incluye importación y exportación). De acuerdo con la Comisión Reguladora de energía, los seis primeros permisos (de ellos sólo uno para Pemex Exploración y Producción) se otorgaron en los últimos cinco meses del saliente gobierno salinista. Con Ernesto Zedillo en Los Pinos se otorgaron 110 permisos adicionales, y de allí el número creció a 634 con los panistas en la residencia oficial (293 de Fox, 225 de Calderón, hasta diciembre de 2010).
No estará errado quien asocie el caso de, primero, la privatización y, poco más adelante, la extranjerización de la banca que opera en el país, pues tal otorgamiento de permisos para generación privada de energía eléctrica registra un incremento sostenido, especialmente en los tiempos blanquiazules: en promedio, Zedillo autorizó 18.3 por mes de estancia en Los Pinos; Fox 48.83 y Calderón 56.25. El resultado: a estas alturas, 48 por ciento de la generación eléctrica en la República, constitucionalmente reservada al Estado, corresponde al capital priva- do. Actualmente la capacidad de generación es de 51 mil 575 megavatios; de ellos, 24 mil 773 son del sector privado (aumenta a 27 mil 723 al incluir importación y exportación de energía eléctrica). Entonces, es obvio que la estrategia calderonista contra el crimen organizado no funciona, pero qué tal para otros efectos de divertimento.
Las rebanadas del pastel
Desde el municipio de Matamoros, Tamaulipas, sobre la banca moderna en el país: “En agosto de 2010 me llegó un cobro del Banco Nacional de Méxi- co (Bamex) por 2 mil 91 pesos; ante mis reclamos me quitaron 91 pesos, pero me dejaron los 2 mil, los cuales discuto desde entonces, siendo víctima del pési- mo servicio al cliente con que cuentan, pues al llamar a sus teléfonos una persona lo pasa con otra, ésta otra con otra y así sucesivamente hasta que cuelgan descaradamente. Me paso de tres a cuatro horas cada que les hablo para dar seguimiento a mi queja. El pasado viernes, a las 7:30 de la mañana, me estaban llamando de una segunda agencia de cobranzas, para notificarme que ahora ya debo casi 3 mil pesos, lo que me llenó de rabia, y, en tono alto pero sin insultos, les dije que era un abuso lo que estaban haciendo conmigo después de haber sido un cliente excelente durante 27 años, a lo cual me contestaron que me volverían a llamar cuando ya no estuviera enojado; les contesté que cómo creían que iba a estar contento con los cargos en los que nunca incurrí. Con rabia a más no poder, denuncié el caso en el periódico El Bravo y hablé a Radio Gallito para exhor- tar a todas las víctimas del banco a formar un frente común para defendernos. Fui a una sucursal de Banamex a mostrar mi denuncia en el diario y a decirles que llevaré el caso hasta las últimas consecuencias. Ante el disgusto, me hicie- ron el favor de llamar a aclaraciones Banamex para que me dieran informa- ción sobre el resultado de mis quejas y me prometieron para el viernes entrante tenerme una solución, que a estas alturas dudo sea positiva. No es mala idea formar un frente común de ciudada- nos en toda la República y contragol- pear legal y pacíficamente a las instituciones abusivas, defender nuestros de- rechos y dejar un México más digno a las futuras generaciones”. (Augusto Carlos Mendoza Pérez, augustocmendoza@gmail.com).
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