EL ENCINO, el predio que en el año 2005 fue eje de un conflicto político-jurídico que llevó al desafuero del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, atrajo la codicia de los dos magnates del litigio en México, Diego Fernández de Cevallos y Antonio Lozano Gracia. El dueño del predio, Federico Escobedo, contrató al despacho de Diego Fernández, a quien se reporta como víctima de delirios desde que fue liberado por sus secuestradores. Es posible que se repita la historia de los terrenos de la familia Ramos Millán, por los que Fernández de Cevallos había logrado un despojo a la Nación por más de mil millones de pesos, hasta que en 2005 la Suprema Corte de Justicia de la Nación redujo esa cantidad al 10 por ciento. La propia Suprema Corte atrajo el caso de El Encino, que resolverá en las próximas semanas. Ya se verá si las influencias de Diego Fernández le permiten ganar otro asunto multimillonario, o si nuevamente queda como mentiroso.
HILLARY CLINTON, la secretaria de Estado del gobierno norteamericano, que visita México desde este lunes, viene a plantar cara ante un conflicto enterrado que ha deteriorado la colaboración entre los dos países. En la esencia del problema se halla una crisis de confianza, lo mismo por el escándalo de las filtraciones de Wikileaks que por sospechas de mal uso de revelaciones de testigos protegidos. El embajador estadounidense, Carlos Pascual, ha buscado sortear la situación, pero fue necesario que llegara la caballería. Hillary Clinton y la canciller mexicana, Patricia Espinosa, buscarán avanzar en una operación cicatriz. Pero no se tratará de un solo momento. En los próximos días Washington enviará a varios operadores para establecer nuevas reglas que permitan relanzar la relación.
PEMEX y su futuro fue el tema que logró una convocatoria insólita: la presencia en un mismo foro del director de la empresa paraestatal, Juan José Suárez Coppel, y el líder del sindicato del gremio, Carlos Romero Deschamps. Ambos, en un acto de madurez que en sí mismo es noticia. Todo ello, en una reunión organizada por nuestro periódico. No se pierda la cobertura respectiva.
LA PGR, que encabeza el procurador Arturo Chávez Chávez, recibió instrucciones de desplazar desde ayer elementos para vigilar el proceso electoral en Guerrero, que la víspera vivió una “guerra”, durante actos de cierre de campaña, por parte de operadores de los dos principales aspirantes, el priísta Manuel Añorve y Ángel Aguirre Rivero, que encabeza una alianza de izquierdas. Ambos equipos compraron y recompraron autobuses para trasladar a sus simpatizantes. Un pequeño ensayo de lo que ocurrirá el próximo domingo.
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