viernes, 21 de enero de 2011

Señal de alarma

Señal de alarma



A poco más de un mes de haber sido informada sobre un presunto plan para atentar contra su vida, este miércoles 12 de enero, la familia de Anabel Hernández sufrió un incidente que ha encendido una señal de alarma en la CNDH y la PGJDF. Por las características de los hechos, podría ser una primera advertencia en contra de la periodista, o una forma de amedrentamiento.

Por Indigo Staff 14/01/2011

El miércoles por la noche, la familia Hernández estaba reunida en un negocio familiar ubicado en Ciudad Satélite, Naucalpan, Estado de México, celebrando el cumpleaños de uno de sus más pequeños integrantes.

Había globos pegados por doquier, y en el reducido local sólo había dos personas ajenas a la familia: un empleado y un cliente.

Todos los demás eran familiares de la periodista Anabel Hernández, colaboradora de Reporte Indigo y autora del libro de reciente publicación “Los Señores del Narco”.

Poco después de las ocho de la noche, entraron al establecimiento dos sujetos altos y corpulentos con cabello estilizado en casquete corto. Después de decir: “Buenas noches”, ambos sacaron armas escuadra calibre .45 y cortaron cartucho.

Uno de ellos, el que se quedó más cerca de la puerta de entrada, exigió al cliente que guardara su computadora portátil. Lo primero que cruzó por la cabeza del parroquiano, según comentó después, fue que eran policías.

Por la serenidad con que le dio la orden, no pensó que se trataba de un asalto. Se dio cuenta de que era un robo hasta que el otro sujeto, con la misma tranquilidad, exigió que le entregaran los teléfonos celulares, carteras y bolsas. Mientras, apuntaba con su escuadra .45 a miembros de la familia Hernández.

Tras la barra del local, estaban dos personas vestidas con el uniforme del negocio. Pensando que eran empleados, los hombres armados les ordenaron que siguieran preparando café, no les pidieron ni sus carteras, ni dinero, ni los teléfonos celulares.

A las mujeres les exigieron no sólo sus carteras, sino también sus bolsas de mano, lo cual de pronto parecía un asunto prioritario.

¿Dos hombres con armas de uso exclusivo del ejército para asaltar un negocio que no tiene más de cinco mesas?

A los cuatro niños que se encontraban en el local, no los molestaron ni les pidieron sus pertenencias.

Tampoco exigieron joyas ni relojes a pesar de que algunos eran de alto valor. Ni revisaron los bolsillos de los presentes para ver si se quedaban con dinero.

Tal como llegaron, se fueron. Sin tocar la venta del día que se encontraba en efectivo en la caja registradora.

Lo más importante que se llevaron esa noche fue la información personal de la familia, la que está contenida en sus teléfonos, tarjetas bancarias, credenciales de elector y llaves. Lo que tenía valor económico, lo dejaron.

¿Qué clase de asalto fue ése? ¿O se trató de un acto de intimidación? ¿O fue un aviso de que las advertencias podían convertirse en hechos reales?

El 3 de diciembre pasado, Anabel Hernández presentó una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal porque recibió informes de que desde la Secretaría de Seguridad Pública federal presuntamente se estaba fraguando un plan para atentar contra su vida usando policías, a quienes supuestamente les estaban ofreciendo mejores cargos y sueldos más altos.

De acuerdo con la información que recibió Anabel Hernández de fuentes confiables, los hechos ocurrirían en forma tal, que parecería un hecho violento más de los cientos que ocurren a diario en la Ciudad de México: un asalto, un secuestro o un accidente de tránsito.
Los dos sujetos con aspecto de policías entraron al lugar apenas unos minutos después de que la periodista había salido del lugar, donde había estado acompañada de sus hijos y los escoltas que le fueron asignados a raíz de las medidas cautelares que solicitó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Los hechos ocurridos contra la familia de la periodista han encendido una señal de alarma en la CNDH y la PGJDF, que han decidido reforzar las medidas de seguridad de Anabel Hernández.
Ya se presentó una denuncia formal en una agencia del Ministerio Público de Naucalpan y se están haciendo las investigaciones correspondientes.
Anabel Hernández, con fundada razón, teme por su vida y la de su familia, ya que varias fuentes le corroboraron que presuntamente se orquestaba un atentado en su contra.
El presidente Felipe Calderón pide a los ciudadanos que denuncien. Presuntamente hoy existe un plan para atentar contra Anabel Hernández.
Esto por los reportajes que ha publicado en Reporte Indigo sobre la corrupción y colusión del equipo de Genaro García Luna, titular de la SSP federal, pero sobre todo, a raíz de la publicación del libro “Los Señores del Narco”, que está en las librerías desde diciembre pasado.
Reporte Indigo dará seguimiento a la evolución de las investigaciones hasta que quede claro si fue un asalto totalmente atípico, o si se trató de una advertencia contra nuestra colaboradora.

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