viernes, 21 de mayo de 2010

México SA ...Sonrían, que todavía falta ...Ya vienen las vacas gordas ...Más allá de la foto, ¿qué?

QUE BONITO RECLAMON!!! Y LUEGO QUE VA A HACER???
Carlos Fernández-Vega

¡Albricias! Después de cinco trimestres consecutivos a la baja, el producto interno bruto mexicano reportó alza (4.3 por ciento) en el periodo enero-marzo de 2010, aunque en una proporción que, desde luego, ni de lejos compensa el desplome acumulado desde octubre de 2008 a diciembre de 2009. ¡Pero creció, y fuerte!, sonreirán en Los Pinos, donde utilizan las cifras a contentillo, porque a pesar de esa marca positiva las cifras desestacionalizadas reportan una caída de 0.35 por ciento para los primeros tres meses del presente año, con respecto a octubre-diciembre del anterior.

Esto último viene a colación porque, en medio de la sacudida económica de 2009, Felipe Calderón salió a decir que la economía mexicana “creció 2.7 por ciento en el tercer trimestre del año; este resultado es una muy buena noticia, porque implica el fin de la recesión, de la contracción económica en el país” (5 de noviembre de 2009). Ello quería decir –según la endeble lectura que hacía el inquilino de Los Pinos– que “si la anualizáramos, como se hace en Estados Unidos, estamos hablando de tasas de crecimiento, el ritmo o por lo menos la velocidad de crecimiento en ese tercer trimestre: agosto, septiembre, octubre, fue de más de 10 por ciento en la economía nacional. (17 de noviembre de 2009, respetando la sintaxis del susodicho).

Es decir, como las cifras reales resultaron negativas en el citado periodo, el inquilino de Los Pinos aplicó un truco estadístico (el resultado desestacionalizado) para divulgar la buena nueva de que “la economía ya está creciendo”, lo que a todas luces resultaba totalmente falso, pues en ese lapso la realidad marcó un desplome de 6.1 por ciento del PIB.

Pues bien, si para el primer trimestre de 2010 se aplica el citado truco calderonista en los resultados divulgados ayer por el Inegi, entonces el inquilino de Los Pinos tendría que salir a decir –como hizo en noviembre pasado– que en el periodo de referencia la economía mexicana cayó 0.35 por ciento de enero a marzo, por lo que habría caído alrededor de 1. 4 por ciento “si anualizamos (la tasa) como se hace en Estados Unidos”, de tal suerte que –siguiendo con su ejemplo– anunciaría el reinicio de la recesión, de la contracción económica en el país.

Pero como su intención no es informar cabalmente sobre la realidad nacional, sino acomodar los números a contentillo para que su discurso cuadre (el asunto del empleo es un ejemplo claro de esta manipulación), ahora sólo presume como válida la cifra de 4.3 por ciento de crecimiento en el primer trimestre de 2010, dejando en el olvido las cifras desestacionalizadas que tanto reivindicó en noviembre de 2009. De hecho, en dicho lapso y utilizando estas últimas cifras (primer trimestre de 2010 contra cuarto trimestre de 2009), los componentes del PIB mostraron los siguientes resultados: las actividades primarias se desplomaron 2.78 por ciento y las secundarias 0.07 por ciento, mientras las primarias lograron un “avance” de 0.26 por ciento.

Ahora que en su comparación anual (primer trimestre de 2010 contra igual periodo de 2009), el PIB se incrementó 4.3 por ciento en términos reales, una buena proporción, pero que no alcanza para cubrir el cráter económico (desplome de 7.9 por ciento) registrado en enero-marzo del año pasado. De acuerdo con el reporte del Inegi, el comportamiento sectorial fue el siguiente:
Actividades primarias: el PIB de este sector (que incluye agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza) registró una caída de 1.5 por ciento en términos reales y a tasa anual en el trimestre enero-marzo de este año, debido a la disminución de la agricultura, la cual presentó una menor superficie sembrada en el ciclo otoño-invierno y de la cosechada en el de primavera verano, reflejándose en una caída de la producción de cultivos como maíz y sorgo en grano, tomate rojo, alfalfa verde, papa, manzana, chile verde, caña de azúcar, cebolla, sorgo forrajero, café cereza, limón, papaya y naranja. Por su parte, la ganadería aumentó.

Actividades secundarias: el PIB sectorial (integrado por minería, electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final, construcción e industrias manufactureras) reportó un crecimiento a tasa anual de 5.4 por ciento en el periodo de referencia, derivado, señala el Inegi, de alzas en tres de sus cuatro componentes: 9.9 por ciento en las industrias manufactureras, 3.96 por ciento en la minería (la no petrolera aumentó 26.9 por ciento, mientras la petrolera retrocedió 1.3 por ciento); 1.7 por ciento en electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final, en tanto que la construcción cayó 3.8 por ciento.

Actividades terciarias: el PIB de este sector se incrementó 3.8 por ciento a tasa anual durante el primer trimestre de 2010. Destacó por su contribución el comercio, con un avance anual de 13.4 por ciento; transportes, correos y almacenamiento, 5.8; servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, 2.4; información en medios masivos, 4.6, y servicios de salud y de asistencia social, uno por ciento.

El crecimiento registrado en los sectores secundario y terciario (enero-marzo de 2010) está muy lejos de ser suficiente para compensar el desplome –en igual periodo– registrado en 2009. En este último lapso las caídas fueron de 9.6 y 7.3 por ciento, respectivamente. De hecho, el sector secundario acumuló seis trimestres continuos de números rojos, y cinco el terciario. Por el contrario, el primario acumuló tres trimestres positivos.

Qué bueno, pues, que en el primer trimestre del presente año los resultados sean más alentadores que en igual periodo de 2009, pero de ninguna manera se puede cantar victoria, y mucho menos presumir que “lo peor ya pasó”. Para hacerlo, primero habría que superar tres largas décadas de mediocridad y raquitismo económico, para después comenzar a reconstruir esta heroica nación. Sólo entonces.

Las rebanadas del pastel

Para quienes se sienten muy quitados de la pena con eso de “lo peor ya pasó”, ayer los mercados financieros les regalaron un “estate quieto”: bolsas de valores en el suelo, tipos de cambio al borde de un ataque de nervios, y la advertencia sobre el advenimiento de una crisis financiera que cerraría el cerco con la económica… ¡Qué buenas fotos!, ¡qué preciosa cobertura monárquica de los medios electrónicos, y no pocos impresos!, ¡qué bonito juega Margarita a la roña y a las pelotitas!, pero, en concreto y más allá de las sonrisas, ¿qué obtuvo el Felipillo de Obama? ¿Qué ganó el país?

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