martes, 11 de enero de 2011

Aclaración no pedida, acusación manifiesta-- Polimnia Romana

El flamante gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, se aventó la puntada de declarar que será absolutamente respetuoso de la participación política de los partidos en la próxima elección de julio en la entidad, y aclaró que los gobiernos deben dedicarse "a trabajar y servir" y dejar a los partidos la contienda electoral, aunque en realidad lo que quiso decir es que TELEVISA se encargue de la "competencia" electoral.

Lo que puntualizó Peña Nieto es ni más ni menos que la OBLIGACIÓN de cualquier gobernante: trabajar en beneficio de TODA la población y de la entidad a su cargo, así como RESPETAR los tiempos electorales. ¿Para qué aclaró una obligación como si se tratara de un detalle lindo de su parte?

Lo que sucede es que Peña Nieto no ha cumplido con su obligación. Su gobierno ha sido benefactor de los grandes intereses de la oligarquía y poco o nada ha hecho en beneficio de los mexiquenses, especialmente de los jóvenes que siguen sin oportunidades de estudio y de trabajo. Y, ¿qué decir de las mujeres, los ancianos, los hombres sin empleo y las víctimas de la violencia que crece de manera alarmante en el estado que dice gobernar?

Ahora que tengo la oportunidad de recorrer la entidad acompañando a Andrés Manuel López Obrador, me he dado cuenta del estado en el que se encuentran los municipios mexiquenses, de los caminos y el campo totalmente abandonados, de la pobreza de la gente que ya no aguanta más mentiras y discursos vacíos, porque lo que necesita con urgencia es resolver su problema de sobrevivencia.

El cinismo de Peña Nieto es semejante al de sus correligionarios, pasados y presentes. Hablan de un Estado de Derecho cuando violan la Constitución, declaran tonterías y mentiras que difícilmente el pueblo cree. El apoyo que Peña Nieto ofrece a las medidas absurdas de los panistas y a la guerra que emprendió Calderón por órdenes de Washington, demuestran su temor al avance del Movimiento que encabeza López Obrador, cuyo objetivo es acabar con la corrupción, la impunidad y la injusticia que hoy tienen al país en un baño de sangre.

Los miles de millones de pesos que Peña Nieto ha despilfarrado en la televisora que promueve su imagen, no serán suficientes para engañar a un pueblo que despierta de su letargo y que está dispuesto a protagonizar el cambio real que le urge al país.

Viva Andrés Manuel López Obrador.
Viva Alejandro Encinas.
Muera la alianza panista.
Muera el PRI en el Estado de México

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