México.- Diego Fernández de Cevallos advirtió que “jamás mandó al diablo a las instituciones”, luego de pedirles que cancelaran las investigaciones en torno a su secuestro para no poner en riesgo las negociaciones que realizaba la familia.
Al cumplirse un mes de su liberación, el ex senador concedió una entrevista a Ciro Gómez Leyva, en MILENIO Televisión, donde detalló que siempre será respetuoso de las autoridades.
“No mandé, jamás, al diablo a las instituciones, sino que yo quería que las intervenciones que pudiera tener cualquier tipo de autoridad local y federal no fuera a interferir en el esfuerzo sobrehumano y amoroso que mi mujer y mis hijos y mi familia toda, incluidos mis amigos, estaban haciendo por mi libertad.
“Tú sabes que muchas veces un secuestrado es ejecutado porque las autoridades irrumpen en la persecución irresponsablemente. Yo nunca le dije a ninguna autoridad que no hiciera nada, jamás. Lo que yo les decía y mi familia reclamaba, y creo con derecho, dejaran el curso de cualquier negociación”, dijo.
Para desgracia de México, agregó, es muy difícil poner toda la confianza en las autoridades que trabajan esta materia, cuando se sabe de las infiltraciones que hay del crimen organizado y de los propios secuestradores en el ámbito policiaco, de la investigación y de las instituciones.
Fernández de Cevallos fue más allá y reconoció que el discurso que mantiene de denunciar la pobreza en México es parte de un acuerdo al que llegó con sus plagiarios, aunque lo hace con convencimiento, porque así lo cree.
“Sí, fue parte de un acuerdo en donde yo asumiría, de acuerdo a mis propias convicciones, una lucha por valores fundamentales para este país como puede ser la lucha contra la pobreza, la lucha contra la corrupción, pero también la lucha contra la impunidad.
“Eso también se puede y se debe negociar en un secuestro, no veo que sea algo que ellos impongan otros valores, otros principios u otros compromisos por México, sencillamente discutir lo que ahí se quiera discutir entre ellos, porque parte eran los dineros y también había una cuestión ideológica”, dijo.
El deber de todos nosotros, abundó, es luchar en contra de todos esos males que afectan a México que de ninguna manera se debe olvidar como los saqueos monetarios, los fraudes electorales y acciones que orquestan particulares en complicidad con algunos funcionarios.
“Por ejemplo un fraude electoral afecta muchísimo para la vida de México, una operación de particulares se adoptan decisiones cuando en una mañana salen miles de millones de dólares del país y algunas veces con la complacencia de algunas autoridades.
Sin embargo, el ex candidato a la presidencia en 1994 recordó que esa persecución por la verdad tiene que ser con pruebas y no mentiras como las que publicaron los diarios Excelsior, La Jornada, El Universal y la revista Proceso en torno a su secuestro.
“También digo que la persecución de esos comportamientos no deben de seguir soportando de ninguna manera las acusaciones sin pruebas, las mentiras sin limites y la intolerancia de quien piensa diferente porque todo enturbia y ensucia la vida de México”, dijo.
Recordó que no es un demagogo populista “porque yo no traigo una lucha de nosotros los pobres y ustedes los ricos como Pepe el Toro con Pedro Infante, esas son payasadas, cuando uno lucha contra la pobreza no tiene porque tomar a los pobres como botín político”.
Y recriminó a aquellas personas que lo califican de ser el abogado más rico del país, y de tener una mina de diamantes en Brasil, cuando “nadie habla de juicios que gané para campesinos”.
Fernández de Cevallos describió también la dualidad con que sus plagiarios lo trataron, por un lado, le proporcionaron comida y medicamentos y por el otro la brutalidad de sentirse privado de su libertad.
Destacó que jamás lo golpearon, que siempre mantuvo la jerarquía de negociar con respeto y del contenido de las cartas que escribió, fue también un acuerdo mutuo con los secuestradores.
“Con qué grado de sinceridad en su mente, en sus corazones, no me interesa, pero si ellos hubieran sostenido ahí que Dios existe yo coincidiría que existe. Yo no tengo la menor duda de que son criminales y que son criminales de altísima peligrosidad, pero si ellos hablan de millones de pobres no los están inventando.
“Si ellos hablan de la necesidad de acabar con injusticias sociales de gran brutalidad, pues tienen derecho a decirlo, si hay o no sinceridad viene a ser secundario. Lo importante es que yo distingo la criminalidad, la cobardía, la atrocidad el atropello del que fui objeto”, insistió.
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