viernes, 1 de octubre de 2010

Fallido intento de "golpe de Estado" en Ecuador; comando militar rescata a Rafael Correa Homero Campa


MÉXICO, D.F., 30 de septiembre (apro).- Después de permanecer durante horas secuestrado y de denunciar el intento de un golpe de Estado, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue rescatado en un operativo militar que duró media hora y provocó una balacera entre miembros del ejército y de policías que se habían sublevado.

Correa se encontraba en el tercer piso de un hospital de la Policía al que llegó después de que cientos de uniformados –que se sublevaron alegando recortes a sus prestaciones-- lo agredieron con gases lacrimógenos. Un comando del ejército lo rescató pasadas las 9 de la noche (hora local).

Durante su secuestro, Correa denunció un “intento de golpe de Estado” en contra de su gobierno.

En medio de un estado de confusión e incertidumbre, el gobierno declaró estado de excepción durante una semana y anunció que las Fuerzas Armadas “tienen la instrucción de salir a controlar el orden público, respetando y garantizando los derechos de los ciudadanos”, informó en conferencia de prensa el ministro de Seguridad de Ecuador, Miguel Carvajal.

Contingentes de la policía ecuatoriana iniciaron una sublevación en Quito y en otras ciudades del país supuestamente en protesta por la Ley Orgánica del Servicio Público, que un día antes –miércoles 29—aprobó el Congreso, dominado por el oficialismo. Los uniformados afirman que dicha ley elimina bonos y condecoraciones que les benefician.

Antes de las 10 de la mañana, Correa –acompañado por el ministro del Interior, Gustavo Jalkh y miembros de su escolta— arribó a las instalaciones del Regimiento de Policía Quito 1, en el norte de la capital ecuatoriana, para dialogar con los inconformes. Iba cojeando y apoyado en muletas debido a una reciente operación en la rodilla.

De acuerdo con el diario El Comercio de Quito, el presidente subió al balcón del cuartel y confrontó a los policías inconformes. Les recordó que su gobierno cuadruplicó los sueldos de la tropa. “¡Qué vergüenza!. Recuerden lo que ganaban antes de nuestro gobierno”, les dijo. Y les aseguró que ahora tienen más armas y mejores condiciones salariales. “¡Antes dormían en el piso con colchones prestados por los vecinos!”, les espetó.

Abajo, cientos de policías lo abucheaban.

Correa continuó: “¡Si quieren destruir a la patria, destrúyanla, pero este presidente hará lo que tiene que hacer (…) Ni un paso atrás!”.

Correa bajó del balcón. Cientos de uniformados asediaron al presidente con gritos de protesta. Correa se envalentonó: “Si quieren matar al presidente, aquí estoy, mátenme si les da la gana, si tienen el valor (…) Si quieren tomarse los cuarteles, traiciónenme; este presidente y este gobierno seguirá haciendo lo que tiene que hacer”.

Según las versiones de los diarios El Comercio y Última Hora, cuando se encontraba rodeado de policías inconformes una lluvia de gases lacrimógenos inundó el lugar.

Inconformes y elementos de la seguridad de Correa cruzaron golpes. Al presidente le alcanzaron una máscara antigas. Se la colocó y de rato en rato se la quitaba. Los miembros de su cuerpo de seguridad lo arrastraron al hospital de la Policía, contiguo a las instalaciones del regimiento. Según Ultimas Noticias, a las 10:38 y con ayuda de su escolta, el presidente se lanzó por el muro de tres metros de altura que separa el regimiento Quito 1 del hospital y al caer se lastimó la rodilla recién operada. Los guardias lo cargaron y lo introdujeron a la sala de emergencias del hospital.

“No pude respirar y me cargaron en hombros para ingresar al hospital”, declaró posteriormente Correa, a quien le suministraron suero y le atendieron la rodilla.
Cientos de uniformados rodearon el hospital e impidieron la salida del mandatario. “Me tienen prácticamente secuestrado”, declaró a las 13 horas al canal TV Público; unas horas más tarde –a las 18 horas— le quitó la palabra “prácticamente” y afirmó que se hallaba secuestrado.

En declaraciones a medios ecuatorianos, Correa sostuvo que las protestas de los policías constituyen un intento de golpe de Estado que obedece a una conspiración que “se ha venido preparando desde hace mucho tiempo”.

Ante la radio pública de su país, insistió: “Es un intento de golpe de Estado de la oposición y son ciertos grupos enquistados en las Fuerzas Armadas y la Policía que siempre estuvieron, básicamente grupos de Sociedad Patriótica (el partido del expresidente Lucio Gutiérrez)…Es clarísimo de donde viene este intento desestabilizador”.

Previamente rechazó que su gobierno haya eliminado beneficios económicos a los policías. Afirmó que, por el contrario, su administración les ha duplicado los salarios. Anunció que se sancionará a los cabecillas de la revuelta. Lamentó los hechos que, dijo, le recordaban los golpes de Estado en tiempos del expresidente Velasco Ibarra. Y afirmó que no dialogará con los policías inconformes mientras no lo dejen salir del hospital.

Sin embargo, una comisión de policías ingresó al hospital y dialogó con Correa. Al salir, el portavoz de la comisión anunció que se acordó con el presidente mantener el sistema de bonificaciones y mérito, que habrían motivado la protesta. El portavoz agradeció la apertura del presidente y pidió a los policías desistir de sus protestas. Pero los uniformados abuchearon al portavoz.

Entonces, el general Euclides Mantilla, jefe del Estado Mayor de la Policía, pidió a los uniformados: “No se dejen manipular por terceras personas”. Dijo que presentaría un plan de compensaciones para la policía. Ante las voces de incredulidad, Mantilla alzó el tono de voz: “Los que me conocen saben que no miento; tengo balas de la delincuencia y no miento”.

Pero los abucheos no frenaron.

Al iniciar la tarde, un grupo de policías se presentó en el Congreso para impedir el paso de diputados y el inicio de la sesión de hoy. Hubo forcejeos y agresiones a algunos legisladores. Al mismo tiempo, grupos de personas que apoyan al presidente Correa se concentraron en los alrededores del hospital. La policía les impidió el paso e hizo intentos de dispersarlos con gases lacrimógenos. En la ciudad de Guayaquil se reportó un muerto y los diarios locales reportaron al menos 50 heridos.

Por la tarde, grupos de policías invadieron las estaciones de televisión Ecuador TV y Gama TV. Los conductores de las emisoras denunciaron que los efectivos policiacos trataban de cortar las señales de transmisión.

De acuerdo con testigos, por la noche el ejército inició un operativo para rescatar al presidente y se desató una balacera en las afueras del hospital donde se encontraba el presidente.

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